Han pasado más de 120 años desde que un joven Arturo Toscanini dirigiera el estreno mundial de 'La bohème' en el Teatro Regio de Turín, el 1 de febrero de 1896. Los responsables del coliseo de la capital del Piamonte, ubicado en un edificio de la casa real de los Saboya, han querido celebrar este aniversario por todo lo alto inaugurando, la noche del miércoles, la temporada 2016-2017 con un impactante montaje conmemorativo de la célebre ópera de Puccini. Àlex Ollé de La Fura se encargó de la dirección escénica y Gianandrea Noseda, titular de la orquesta de la casa, de la musical.

La calurosa acogida a la propuesta muestra a las claras que el objetivo de ofrecer un versión que aunara tradición y modernidad, situando la puesta en escena en el siglo XXI, se ha cumplido. El público de este teatro casi tricentenario, que también tuvo que ser reconstruido en su interior tras sufrir un devastador incendio en 1936, aclamó por igual a los participantes de una ambiciosa producción que ha sido posible gracias al apoyo a financiero de la burguesía de la capital del Piamonte. Los Amigos del Regio se han hecho cargo de los costes de la escenografía de Alfons Flores. La firma de diseño Alcántara tambien ha colaborado con el telón y la cesión de materiales para el moderno vestuario elaborado por Lluc Castells.

UN BARRIO TIPO BELVITGE

La Fura ha trasladado la acción de los jóvenes bohemios que vivían sus aventuras y desventuras en el Barrio Latino de París a la periferia de una gran ciudad. En el degradado suburbio es donde encuentran acomodo muchos artistas de hoy conviviendo con la marginalidad y la diversidad cultural acentuadas por el imparable fenómeno migratorio. Es en un barrio tipo Bellvitge donde es posible encontrar, según Ollé, el espíritu romántico y de rebeldía que se atribuye a los jóvenes artistas, donde puede desarrollarse una historia de amor como la de Rodolfo y Mimí.

La aceptación de este planteamiento en un teatro tan conservador y tan acostumbrado a ver versiones de esta obra, era una incógnita, pero el enigma se despejó de inmediato. El escrupuloso respeto a la trama y la agilidad con que se sigue el relato hizo que el público se familiarizara en seguida con la estética de los altos edificios de micropisos. La buhardilla deja su sitio a un apartamento en forma de cubículo donde se inicia y acaba la historia. Las luces en las plantas superiores muestran el pulso de la vida y el ambiente de la calle refleja el ambiente multiétnico.

Currantes, carabineros, artistas, banda de musica y 'majorettes' y toda clase de personal conviven en ese marco. El Caffé Momus aparece adaptado a la realidad, colocado como un sueño en medio de la mugre, y no falta un bar de copas en el que se dibuja tras las ventanas la actividad de las camareras-prostitutas. El gigantismo del montaje hace que al inicio cueste poner el foco en las escenas más intimistas, pero esta sensación se desvanece a medida que avanza la función.

REPARTO EQUILIBRADO

Un excesivo volumen de la orquesta en la primera parte hizo que hubiera problemas en la proyección del equilibrado reparto, con Irina Lungu (una gran Mimí, vestida de 'choni'), Giorgio Berrugi(sólido Rodolfo), Kelobigile Besong (estupenda Mussetta, con diseños de Alcantara), Massimo Cavalliere (un buen Marcello). Ellos y resto del reparto multiplicaron el énfasis dramático en las escenas más relevantes. Noseda puso una marcha más a la orquesta y el coro brilló en lo escénico y lo vocal. La Plataforma Europa (www.theoperaplatform.eu) ofrecerá gratuitamente el montaje en streaming durante seis meses a partir del 21 de octubre, a las 20.00 horas.