El domingo, Juan José Padilla hará por primera vez en su carrera el paseíllo en la plaza de Vinaròs. Torero querido, con un carisma sin igual dentro y fuera de la plaza. El pirata Padilla desembarca en esta plaza portuaria con el objetivo de conquistar un nuevo feudo, con entrega, amor propio y vergüenza torera.

--Debuta en Vinaròs. Resultará extraño verle hacer el paseíllo destocado.

-Sí, después de 21 años de alternativa son pocas las plazas que me quedan y Vinaròs es una de ellas. Me hace mucha ilusión, porque en Castellón cuento con muchos partidarios. Además, el cartel es muy del gusto del aficionado. Creo que será una tarde bonita.

--Vinaròs siempre ha sido una plaza muy querida.

--Lo sé, además, siempre ha tenido repercusión dentro del mundo del toro. Por eso espero que el aficionado responda el domingo.

--Se ha apostado por un cartel que tiene mucho tirón.

--Es un cartel muy demandado, de ese estilo se ha dado en plazas como Sevilla y Valencia, y se repetirá en muchas otras ferias. Abellán es un torero que ha vuelto con una fuerza importante, me gusta su toreo castellano recio, de gran valor y fidelidad a la pureza. En cuanto a Francisco, le veo muy ilusionado y disfrutando de esa vuelta a los ruedos.

--Ese día habrá muchos aficionados de Cataluña, la comunidad vecina que sufre la prohibición de la Fiesta y que podrán disfrutar en una de las plazas más cercanas a su tierra.

--Son momentos en los que tenemos que apoyarnos, los toreros y los aficionados. Siento decepción y nostalgia cuando se habla de la Fiesta en Cataluña, ojalá algún día vuelvan los toros a esa tierra.

--¿Cómo está transcurriendo la temporada de Padilla?

--Muy bien, estoy muy contento. Empecé en Castellón y Valencia a muy buen nivel, al igual que en Sevilla, donde viví sensaciones muy positivas. Quizá la única espinita sea Madrid, donde no pasó nada y me duele que no me haya salido un toro con opciones.

--De lo que se puede sentirse orgulloso es de ser uno de los toreros más queridos. Eso es un regalo de Dios.

--Apoyo de la gente lo he tenido siempre. Con muchos amigos, que se multiplicaron después del percance de Zaragoza. Yo no he querido que sintieran pena por mí y, si volvía a los ruedos, era para estar al máximo nivel. H