Después de la tormenta triunfalista llegó la calma, y no fue porque Varea tuviera una mala tarde en la feria de novilladas de Arganda del Rey. El público de esta localidad madrileña, muy cicatero y sin comprender la actitud de los tres novilleros, se lo puso difícil tanto al almazorense como a sus compañeros (Miguel Ángel Silva y Lama de Góngora). Jonathan se enfrentó en primer lugar a un novillo-toro serio, cuajado y astifino de la ganadería de Fernando Peña. Frente a este ejemplar, Varea dejó muletazos de gran calidad y aislados, aunque le faltó concretar un poco más. Hubo petición minoritaria de oreja, aunque el palco, muy cicatero y duro, apenas hizo amago de sacar el pañuelo, siendo ovacionado el torero.

Mató el último novillo del festejo y, pese a tener menos trapío que su primero, mostró seriedad y remate. Este fue un ejemplar con menos posibilidades, que hizo que Varea sacara sus armas de la entrega y el poder, que de nuevo fueron ninguneadas por un público muy frío. H