L a primera plaza del mundo, Las Ventas, dijo sí al toreo de Vicente Soler. Eso supone que su tauromaquia, su forma de entender el toreo, ha superado el mayor de los exámenes de esta profesión, que tuviera la aceptación de la afición más exigente de todo el orbe taurino. Una inyección de moral para el torero de la tierra, un empujón muy grande en su lucha incansable por abrirse camino en esta carrera de fondo. La de Madrid es la única plaza que en estos momentos da y quita, por lo que a Vicente le tiene que dar. Dar sitio, dar cartel, dar festejos y categoría. Si el toreo es justo y agradecido, la oreja que cortó le tiene que abrir puertas, esas que le hacen falta sobre todo en el territorio español y en sus ferias más relevantes.

Se presentaba Vicente Soler en Las Ventas. Era su primera tarde en el ruedo de la plaza de la capital. Acontecimiento importante en la carrera de un torero, el de pasar el fielato de una afición que exige que todo cuanto se haga en aquella arena tenga verdad y pureza. Hasta Madrid fue toda una legión de incondicionales.

No comenzó bien la tarde. Vicente debutó con el novillo Criado, nº 38, un ejemplar de pelo negro que no le dio ninguna opción de lucimiento al de Burriana. No se empleó en el caballo y luego en la muleta desarrolló complicaciones, tuvo un recorrido corto, siempre con la cara alta, nunca fue metido en el engaño y con el defecto de meterse por los adentros. Soler anduvo fácil con el novillo pero ante la falta de brillantez del mismo, se fue a por la tizona para acabar cuanto antes con su oponente. Mostró una buena tarjeta de presentación al saludar a este Criado a portagayola. Luego banderilleó con más voluntad que brillo ante un novillo que ya mostró sus dificultades en ese tercio de la faena.

Lo mejor llegó ante el quinto. Un buen novillo, que tuvo clase y ritmo en su embestida y que supo aprovechar Soler, que de nuevo se fue a portagayola. En el tercio de banderillas destacó en un par al quiebro. Bien en la muleta, siempre a más, toreando con reposo y pausa, todo con mucho ritmo y ligando los muletazos.

Realizó el toreo por abajo y con mucho mando, con exigencia. Faena de torero maduro, muy bien estructurada. Su toreo al natural tuvo entidad y buena factura. Faena a tener en cuenta. A pesar del pinchazo, cortó una oreja de mucho peso. Hay torero. H