Se ha convertido en algo más que una promesa. Es ya una tradición. Cesare Prandelli, el seleccionador de Italia, se ha marchado, acompañado de su cuerpo técnico, a una parroquia de la diócesis de Cracovia. Han sido 10 kilómetros a pie. Han llegado todos al hotel de concentración sobre las cinco de la madrugada. Primero, la selección italiana había eliminado a Alemania con un partido espectacular gracias a los dos goles de Mario Balotelli. Tras la euforia en el césped de Varsovia, la protocolaria rueda de prensa y el sueño de ganar a España en la final del domingo, Prandelli y sus colaboradores se han puesto a caminar.

Lo ha hecho casi desde el primer día de la Eurocopa, desde que Italia ganó a Irlanda (2-0) y se coló en los cuartos de final del torneo. Y desde entonces, Prandelli, un técnico que ha cambiado la cultura del fútbol italiano, no ha dejado de caminar. Nunca ha ido solo. Siempre acompañado de sus colaboradores, entre ellos Demetrio Albertini, exjugador del Barcelona, que tiene el jefe de la delegación italiana y que tiene un hermano sacerdote.

Cuando llegaron a Polonia, tanto Albertini como Prandelli hicieron una promesa a unos monjes que habitan en un monasterio benedictino de Camaldolese con más de 400 años de antigüedad. Desde ese día, no han fallado. Tras ganar a Irlanda, hicieron 21 kilómetros en tres horas y media de charla. Tras eliminar a Inglaterra en los cuartos de final, anduvieron un nuevo camino. Fueron 11 kilómetros hasta que llegaron a un convento cerca de Wieliczcka. Y ahora, tras derrotar a la gran Alemania, a una parroquia.

España, favorita en la final

"El sueño apenas ha comenzado", ha proclamado Prandelli tras colarse en la final del domingo. "Ahora llega el partido más importante del campeonato, encontraremos la energía necesaria donde haga falta aunque hayamos gastado tanto para llegar hasta aquí", ha comentado el seleccionador italiano, orgulloso del comportamiento de sus jugadores. "¿Italia favorita? No, la favorita es España, aunque dependerá también de la condición física porque ellos también han gastado mucha energía. Hay poco tiempo para recuperar. Pero si debo soñar, prefiero soñar en grande", ha añadido Prandelli.

Por eso no deja de caminar desde que llegó a Polonia. Siguiendo su fe, cumpliendo su promesa, derrocando conceptos que parecían eternos en el fútbol italiano, agrupando a un país a través de Pirlo y la pelota. Una Italia nunca vista, el rival que tendrá España el domingo.