La selección de la República Checa ha sumado sus primeros tres puntos tras vencer (1-2) ante Grecia en la segunda jornada del grupo A de la Eurocopa de Polonia y Ucrania, tras un encuentro que se le puso en franquicia con dos goles tempraneros, pero donde una combativa Grecia, que continúa con un único punto en su casillero, le obligó a sufrir hasta el último momento.

Fiel al espíritu de los espartanos que comandaron a las polis griegas en la Batalla de las Termópilas, el combinado heleno nunca da un partido por perdido, pese a que reciba dos goles en los diez minutos iniciales y que el rival sea netamente superior, como así ocurrió sobre el césped del City Stadium. No obstante, al equipo heleno le penalizó la falta de talento del que sí disponen los checos, que con un cuarto de hora brillante y certero le sirvió para despejar las dudas generadas tras la sonrojante derrota ante Rusia.

Sin tiempo para que el público pudiera ocupar sus localidades, Jiracek a los tres minutos ya había adelantado al combinado checo (0-1) de tiro raso que Chalkias llegó a rozar, pero no lo suficiente como para evitar el gol. El varapalo dejó noqueado durante varios minutos al combinado heleno. Tanto, que cuando aún no se había repuesto del varapalo, el joven Pilar incrementaba la renta del equipo de Michal Bilek (0-2) para delirio de los aficionados checos.

El guión se repetía para el conjunto de Fernando Santos, de nuevo superado en los primeros minutos del partido y de nuevo con una renta en contra a la que debía de sobreponerse de querer continuar con aspiraciones de acceder a los cuartos de final. Lo cierto es que el equipo mediterráneo evidenció una leve mejoría, algo sencillo por otra parte. Pese a todo, su paso adelante se quedó en 'agua de borrajas' ante el muro dispuesto por una República Checa tácticamente muy inteligente.

El transcurrir de los minutos iba propiciando que Grecia ganase metros en sus posiciones ofensivas, minando la pared dispuesta por Bilek en la retaguardia, como el caudal de un río desgasta las piedras en su camino hacia el mar. En su búsqueda del gol, únicamente fue el acierto del línier de Stéphane Lannoy el que se interpuso en el camino de Grecia, para anular justamente un remate de cabeza de Fotakis ante el que Cech se reveló como un guardameta aquejado de 'manos débiles'.

Grecia nunca se rinde

on los dos tantos de ventaja a favor de los checos concluyó el primer acto. Bilek sorprendió a propios y extraños retirando del terreno de juego a un inspirado Rosicky, de cuyas botas nacieron los dos tantos checos. El que sí acertó con las sustituciones fue Santos, puesto que el recién ingresado Gekas, remató a placer desde el punto de penalti una inocente pelota que le brindó Cech, que no supo atajar en un error garrafal. De este modo, Grecia recortaba distancias (1-2) y soñaba con una nueva remontada.

El conjunto centroeuropeo sintió entonces el aliento griego en el cogote, cerca del abismo que le suponía un traspiés tras una primera jornada en la que encajó cuatro goles ante Rusia. El haberse visto tan pronto con dos goles a su favor y sus correspondientes y virtuales tres puntos, propició un cierto relajamiento. Cuando quiso volver a engancharse al ritmo competitivo que impuso el equipo de Santos, poco más aparte de defenderse pudo hacer ante las acometidas rivales.

En los últimos minutos del partido, el ímpetu, el arrojo, la determinación, la garra, la casta y el orgullo de Grecia fueron lo único que se vislumbró sobre el campo. Los balones verticales sobre el área de Cech se sucedían con mayor intensidad en intervalos cada vez menores. No obstante, los helenos ni siquiera lograron inquietar a un Cech visiblemente nervioso. Finalmente, con el triunfo checo (1-2), las incógnitas se ciernen aún más sobre el igualado grupo A para dilucidar las dos selecciones que accederán a los cuartos de final.