No perdió la serenidad. Fernando Alonso parece dispuesto a armarse de paciencia este año, el de su regreso a McLaren, y mantener firme el ánimo de cara a futuras temporadas. Pero, eso sí, hoy, en el ‘paddock’ de Mónaco no pudo evitar, después de que su monoplaza le dejase tirado en la segunda tanda de entrenamientos oficiles, la definitiva para la composición de la parrilla, soltar un "hablando mal. Ha sido una putada". En efecto, aunque había superado por poco la Q1, Alonso esperaba poder meterse entre los diez primeros de la parrilla para soñar con dar un golpe de efecto mañana en la carrera.

"No sé aún qué ha ocurrido, pero creo que ha sido algo eléctrico pues el coche se paró del todo, todo, y la pantalla se puso en negro", contó ante los periodistas. "Una lástima porque todos sabemos que el gran premio de Mónaco se corre el sábado en la 'qualy', ya que la carrera del domingo suele ser una parada, un paseo, un 'trenecito' de coches por las calles de la ciudad”. Alonso cree que hubiese podido, incluso, llegar hasta la sexta o séptima plaza, "pero tendremos que mejorar mucho en fiabilidad, pues aún nos falta bastante".