Mide poco más de metro y medio, no llega a los 50 kilos y hace tiempo que entró en el club de los octogenarios, pero B

ernie Ecclestone, con una fortuna calculada de 4.000 millones de euros, nunca llevaba escolta ni seguridad. Seis años atrás le atracaron en Londres, le dieron un gran puñetazo en la cara y le dejaron un ojo morado. ¿Saben lo que hizo? Protagonizó una campaña de publicidad con su cara hecha un mapa para una lujosa marca de relojes: «Lo que son capaces de hacer por un Hublot», fue el eslogan.

Así es Bernie, también conocido como Tiito Bernie, Mister E o elSupremo. Vigila hasta el último detalle de sus negocios y cierra personalmente los contratos por pequeños que sean. Suele hablar bajito.

JUBILACIÓN DORADA

«No me gusta que los otros piensen que soy listo. Eso hace que vayan con más cuidado y no me favorece. Lo que me interesa es comprar a gente que se cree lista y vender a gente que no es tan lista como se cree», dijo en alguna ocasión. «No me gustan los contratos. Quiero mirar a alguien a los ojos y sellar los acuerdos con un apretón de manos», suele explicar con contundencia.

Todo el mundo en la F-1 le temía hasta que los nuevos accionistas de Liberty Media le han preparado una jubilación dorada como presidente honorífico. Aún así, nadie querrá traicionarle… «Soy muy buen amigo y un enemigo muy, pero que muy, jodido. Si me la haces, tarde o temprano me la pagarás. O igual no me la pagarás porque te mandaré a unos tíos a que te den una paliza o te descuarticen», dice sin pestañear.

El entorno de este deporte se pregunta cómo Chase Carey, el nuevo hombre fuerte, podrá manejar una jauría de lobos como los directores de equipo, incansables a la hora de pedir más dinero y poder.

Ecclestone los mantenía a raya. «Cuando Flavio (Briatore, exjefe de Benetton y Renault) me clavó el cuchillo por la espalda, lo hizo desplegando todos sus encantos y diciéndome: ‘te irá bien sangrar un poco’. En cambio, cuando Ron Dennis (ex de McLaren) te apuñala quiere que sepas que el que manda es él y que te acaba de asesinar. No creas a los que dicen que son honrados».

FRACASOS EN EEUU

Fue Ecclestone quien salvó la F-1 de la quiebra a finales de los 70, quien la hizo grande con los derechos de TV y un calendario cerrado del que muchas ciudades quieren formar parte. Ecclestone las ha sangrado, especialmente a las economías emergentes de oriente, mientras que el mercado de EEUU se le ha resistido más de lo que quisiera. «Somos demasiado sofisticados para el público estadounidense».

A Bernie le apasiona el motor y el dinero («sin beneficio no hay diversión»), casi desde que nació en 1930 en Ipswich. Hijo de un humilde pescador, dejó la escuela púbica a los 16 años para comenzar a comprar y vender motos usadas. Así reunió sus primeras libras para competir en la F-3 un par de años después con coches de 500 cc en los circuitos más próximos a su residencia.

PILOTO FRUSTRADO

Tras la Segunda Guerra Mundial había fundado la compañía Compton&Ecclestone, dedicada a vender coches y motocicletas y, en 1957, hizo su gran apuesta: comprar su primer equipo de F-1. Se hizo con la escudería Connaught al mismo tiempo que comenzó a desarrollar su faceta de mánager, poniéndose al servicio del piloto británico Stuart Lewis-Evans, que militaba en sus filas.

Un año después, a Bernie le hizo ilusión probar suerte, y volvió a enfundarse el mono y ponerse a los mandos de uno de sus coches en el Gran Premio de Mónaco de 1958, pero no logró clasificarse.

Así que siguió con su faceta de representación pilotos hasta el fallecimiento, en 1970, de Jochen Rindt, el único campeón a título póstumo de este deporte. «Cuando un piloto se mata en la pista, por lo menos ha sido haciendo lo que más amaba en la vida y eso no me parece deprimente en absoluto», dijo Bernie en alguna ocasión.

FRASES CÉLEBRES

Otra de su más célebres frases es que «es mejor cuidar a la gente cuando está viva, que andar preocupándose por ellos después de muertos. No creo en el más allá ni nada de eso. Cuando muera no quiero un cortejo fúnebre. Cuanto más barato salga, más contento estaré».

Uno de los rumores que corren por Gran Bretaña es que Ecclestone obtuvo una buena parte de ingresos para comprar su primera escudería como verdadero cerebro del atraco al tren de Glasgow en 1964.

DIVORCIO MILLONARIO

«¿Para qué iba a querer robar un tren que solo llevaba un millón de libras. Si con eso no tengo ni para pagar a un piloto. Aunque supongo que tampoco hace daño a nadie que la gente se crea esos cuentos», dijo después.

No, quizá no tuviera para pagar a dos pilotos, y mucho menos para hacer frente a los 600 millones de euros que le costó su divorcio de Slavica Radic. «Ahora, cuando me despierto y resulta que está lloviendo, nadie me echa la culpa”, dijo aliviado tras la separación de la croata con quien tiene dos hijas. Una lástima, la verdad, porque resultaban una pareja entretenida, hasta en cierto modo cómica, ella de 1,80 sobre unos tacones de 14 centímetros, y él, de 1,60, con su cabeza a la altura de la barriga de su mujer.

BODA IMPROVISADA

La vio por primera vez en septiembre de 1982. En aquel momento,Slavica era una aventura de Nelson Piquet y modelo de Fila. Tenía 23 años y un descaro poco común. Ecclestone le ordenó que abandonara el pit-lane. «Como te acerques, te pego una patada», le respondió la mujer.

Ecclestone tenía 51 años y cayó hechizado por aquella croata divertida, dominante, fría, lengauraz y sexi, porque Bernie la encontraba sexi. En 1984, se quedó embarazada y la boda no se hizo esperar. «Casarse es como ir a la cárcel, no es algo que emocione», solía repetir a menudo.

La ceremonia civil, celebrada en la Chelsea Register Office, se mantuvo en el mayor de los secretos. El padrino fue Max Mosley, el hijo del presidente del partido nazi en Gran Bretaña, excompañero de Ecclestone en Brabham, y el hombre, que como presidente de la FIA, le cedió por 100 años los derechos de la F-1.

MAGIA EN LOS NEGOCIOS

Cuando Ecclestone contrajo matrimonio, ya era el gran patrón de la F-1. Compró la escudería Brahbam, con lo que ganó un lugar en la mesa de decisión de la F-1. Tuvo la visión para darse cuenta que la categoría podía ganar mucho más dinero. Por eso convenció a las escuderías que tenían que cambiar la forma de vender susderechos: en lugar de por carrera, Ecclestone propuso venderlas como un paquete.

Ya con poder, fundó la empresa Formula One Promotions and Administration (luego, cambió de nombre varias veces), que, en 1979, adquirió los derechos comerciales de la F-1. Lo hizo mientras era gerente de la FOCA, la organización que reunía a todas las escuderías; firmó un contrato desde los dos lados de la negociación. En 2005, logró ese acuerdo con Mosley por el que se hizo con los derechos de los siguientes 100 años por 360 millones de dólares.

El idilio entre Mosley y Ecclestone se fracturó en 2008, cuando la FIA dio entrada a tres nuevos equipos sin el beneplácito de Bernie e, incluso, amenazó con un campeonato paralelo. Semanas después, un tabloide inglés publicó unos vídeos de Mosley en una orgía sadomasoquista con prostitutas disfrazadas con uniformes que recordaban al de las SS nazis en un apartamento de Londres.

Las críticas y censuras de los equipos y algunos promotores a Mosley propiciaron que no se presentara a la reelección. La sensación de que Ecclestone estaba detrás de la orgía y la grabación clandestina planeó sobre el Gran Circo durante meses. Y nunca se desmintió.

Ecclestone siempre ha controlado a la FIA y a los equipos, pero los mercados se la jugaron. A principios del 2000, enfrentó varias demandas de monopolio de parte de empresas que querían entrar en el negocio. Tuvo que dividir capitales, que quedaron bajo el paraguas de Formula One Group, y salió a cotizar en bolsa a través del fondo de inversión SLEC.

Varios fondos como Bayerische Landesbank , J.P. Morgan Chase y Lehman Brothers se interesaron, compraron y luego avanzaron para hacerse con el control de las acciones y terminar con su dominio. Tras un montón de líos y tras descubrirse un chantaje que había hecho, aceptó pagar 100 millones de euros de indemnización y devolver las acciones, las mismas que compró Liberty Media, el grupo americano que esta semana jubiló a Ecclestone, haciéndole presidente de honor.

IRONÍA EN EL SECUESTRO

«No sé lo que significa ese cargo, pero creo que me han echado», dice mientras pasea con Fabiana Flossi, con la que se casó hace tres años, también muy alta, y 46 años más joven. Una banda dedelincuentes brasileños secuestraron, hace algunas semanas, a la madre de Fabiana hace un año y pidieron un rescate a Ecclestone.

Fue liberada por la policía sin rescate alguno: «Ninguna suegra vale un rescate», dijo con humor Bernie Ecclestone, con esa ironía que encubre su polémica forma de pensar. «Me han despedido pero, afortunadamente, aún me queda algo de dinero para poder acudir, supongo, a algún que otro gran premio en los próximos años».