Todo el mundo se las prometía muy felices al ver lo apretados que estaban los entrenamientos de viernes y sábado en el autódromo de Monza, pero, al final, en la última sesión, en la definitiva Q-3, a la que no tuvo acceso, por sexta vez esta temporada, el finlandés Kimi Raikkonen (Ferrari), los dos Mercedes han vuelto a pasearse y a sacar más de medio segundo a sus rivales. Ha sido el británico Lewis Hamilton, gracias perjudicado en el último Gran Premio de Bélgica, quien se ha llevado el gato al agua y con un tiempo de 1.24.109 minutos, ligeramente mejor que el 1.24.383 de su compañero Nico Rosberg, líder del Mundial de pilotos, ha vuelto a recuperar el mando de la parrilla de salida, cosa que no lograba desde el GP de Barcelona (11 de mayo). Hasta hoy, Hamilton había sumado cuatro ‘pole position’ (Australia, Malasia, China y España) y hoy ha vuelto a conseguir con lo que parte con ligera ventaja sobre Rosberg, con quien, dicen, ya ha hecho las paces.

La segunda línea será para los dos Williams-Mercedes pilotados por Valtteri Bottas y Felipe Massa, mientras que la tercera será para los McLaren de Kevin Magnussen y Jenson Button. El bicampeón español Fernando Alonso (Ferrari) tendrá que conformarse con soñar “con una buena y arriesgada salida” para tratar de meterse en el grupito que peleará por el podio, al partir desde la séptima posición por delante de los dos Red Bull de Sebastian Vettel y Daniel Ricciardo. Todo parece indicar que solo habrá un cambio de ruedas por lo que va a ser imposible variar el orden estratégico contando con las detenciones en boxes y todo habrá que fiarlo a las buenas manos de los pilotos y a su capacidad para adelantar en un trazado donde los coches alcanzan los 350 kilómetros por hora.