No es esperen relajación ni compasión de los Red Bull. Si pueden finiquitar el título de pilotos este fin de semana no lo dejarán para la India, Abu Dhabi, EEUU o Brasil. Por que sí, Sebastian Vettel puede proclamarse campeón de forma matemática a falta de cuatro carreras como sucedió en el 2011, la temporada con el dominio absoluto de un coche como solo se ve una vez cada década.

Pero Red Bull lo hecho dos años después y los entrenamientos libres del GP de Japón no dejaron lugar a dudas. Vettel y su compañero Mark Webber comandaron la tabla de tiempos, no solo a una vuelta con el compuesto más blando, si no también en tandas largas con el compuesto blando y con el duro. Si hubiera que marcar tiempo marcha atrás, Red Bull sería también el más rápido. Son los mejores en todo.

La impotencia de Mercedes

Los tiempos de Mercedes en la primera sesión fueron solo un espejismo fruto de las diferentes cargas de gasolina, porque en la segunda, Red Bull no dio opción a nadie, preludio de lo que puede pasar en calificación y en carrera. No son solo más rápidos, sino que su coche no se mueve, parecen inmunes a los problemas de adherencia de la pista de Suzuka que ha recibido a la F-1 con un calor inusitado. Fernando Alonso o Kimi Raikkonen sufieron dos trompos, Nico Rosberg se fue por la escapatoria. Va der Garde y Maldonado también tuvieron problemas, Bianchi destrozó el Marussia... En fin, todos menos Vettel que mantiene un idilio con Asia --donde consigue siempre las mayores diferencias-- en perfecto binomio con un coche vuela en todos los circuitos y que solo parece frágil en manos de su compañero Webber.

El 'tri' se convertirá en 'tetra' de forma matemática si gana la carrera del domingo y Alonso es noveno o peor. Fue sexto en la primera sesión y décimo en la segunda cuando sufrió un trompo en la curva Degner en la que era su vuelta lanzada. No está siendo un fin de semana fácil para el español que tiene como principal objetivo dar a Ferrari el subcampeonato de constructores.