La almendra es uno de los frutos secos más nutritivos y sabrosos que se utiliza en la dieta mediterránea, no solo en elaboraciones dulces sino también en saladas. Muy beneficiosas para la salud, son consumidas en pequeñas cantidades y regularmente, ayudan a prevenir algunas enfermedades. Una forma sencilla y sana de disfrutar de las almendras es tomarlas solas naturales, tostadas o fritas, aunque en esta modalidad de elaboración son muy calóricas y más indigestas.

Existen dos tipos: las dulces son las más utilizadas y las amargas se emplean para elaborar aceite y licores. Es ingrediente habitual en la repostería española, ya que se utiliza en infinidad de postres tradicionales, como los turrones, mazapanes, tartas, especialmente, la de Santiago, además de los helados y también se puede consumir de forma líquida como leche de almendras.

En nuestro país se cultivan más de cien variedades, las más utilizadas son cinco, debido a su mayor calidad y demanda comercial: la marcona, largueta, planeta, comunas o valencias y mallorca. Las almendras cultivadas en nuestra provincia son excepcionales, especialmente la variedad marcona, la más cotizada y demandada por la industria repostera y turronera. Sirve de base para las denominaciones de origen Jijona y Alicante, así como para la denominación de calidad mazapán de Toledo y los tradicionales guirlaches aragoneses.

En los mercados podemos encontrar almendras de nuestras comarcas, sin pelar, peladas, tostadas, en granillo y molidas. Cuando las adquirimos sin cáscara, pero sin pelar, y queramos pelarlas, les daremos un ligero hervor y la piel se desprenderá sola. La mejor forma de conservarlas para evitar que se enrancien es guardalas en bolsa de plástico bien cerrada preservando siempre de la luz y del aire.