La conservación de los alimentos es clave para ahorrar. El frigorífico es un gran aliado, especialmente en épocas de calor. Debe estar a una temperatura de entre 1 y 5 grados y el congelador a -18. Los alimentos no deben tocar la pared del fondo y hay que dejar espacio entre ellos para que circule el aire correctamente. En la puerta, las bebidas, salsas y huevos. En la parte superior, los alimentos que requieren menos frío. En la central, yogures y lácteos. Abajo, los productos que piden más frío. Y en los cajones, frutas y verdura.