La lampuga o llampuga, como se llama en la provincia, es un pescado muy apreciado entre los pescadores deportivos y empieza a ser muy conocido entre los consumidores que acuden a las pescaderías de los mercados municipales. Se trata de un pez con unas equilibradas cualidades nutricionales y, además, con grandes posibilidades gastronómicas.

Esta especie marina, en sus primeras etapas de vida o juventud es un pescado azul y, de adulto, pasa a ser un pescado blanco. Es también conocido en los países americanos, donde está muy demandado. Además, los pescadores del mar Mediterráneo valoran sus excelentes propiedades gastronómicas desde hace mucho tiempo y es muy utilizada en preparaciones marineras tradicionales y ranchos de a bordo.

Su carne es blanca y ligeramente rosácea y con una textura firme. El otoño es una época ideal para disfrutar de este manjar que aporta por cada 100 gramos de pescado fresco comestible, 85 calorías. Estas cifras se refieren a ejemplares adultos, con menos grasa, mientras que los capturados en las costas mediterráneas, más jóvenes, contienen una cantidad mayor (entre el 2 y el 5%) y se consideran semigrasos. Y es un pescado que resulta bastante económico.

Muchas preparaciones

En cocina, las preparaciones que se pueden hacer con este pescado son muy amplias: frituras, plancha o guisos marineros. Cualquier receta que se utilice para preparar bonito, caballa, jurel, atún o pez espada puede utilizarse para preparar la citada llampuga.

Asimismo, resulta deliciosa en marmitako; en all i pebre; escabechada; adobada y frita como el cazón; cocinada en mantequilla negra como la raya; como ingrediente principal de una suculenta fideuà; o simplemente a la plancha acompañada de un refrito de ajos, con allioli o salsa romesco.