Isabel II comenzó el año con un macabro tuit que la dio por muerta. Fue una estúpida broma y una falsa alarma. El pasado miércoles condecoró personalmente a unos de sus empleados a punto de jubilarse. Los rumores se dispararon cuando la soberana no acudió a la misa familiar de Navidad, ni a la de Año Nuevo en Sandringham, dos acontecimientos de obligado cumplimiento en el calendario de los Windsor. Su Majestad sufría desde hacía días,"un fuerte catarro",anunciaron en palacio. Un gripazo para inaugurar el 2017, del que la nonagenaria se recupera lentamente -según la versión oficial- mientras lee la prensa y los informes oficiales.

TRUMP Y OBRAS

Isabel II ha disfrutado hasta ahora de una salud de hierro, pero los años pasan. Últimamente se la ve cansada, algo más lenta al caminar, menos animada. Sus apariciones públicas se van poco a poco espaciando, aunque su agenda sigue cargada. Otros miembros más jóvenes de la familia real la relevarán en 25 de las organizaciones de las que era patrona y a las que ha renunciado.

En los próximos meses podría enfrentarse a uno de los desafíos diplomáticos más embarazosos de su reinado: recibir como anfitriona al flamante presidente de Estados Unidos, Donald Trump. Para colmo, a partir de abril, el palacio de Buckingham estará parcialmente en obras. Una renovación de la instalación eléctrica, las tuberías y las calderas, que durará 10 años y cuyo coste se estima en 430 millones de euros. La factura, no sin polémica, correrá a cargo del erario público.

NUEVA VIDA, MÁS TRABAJO

¿Son unos vagos los duques de Cambridge? La simpatía popular hacía la pareja empieza a declinar. Refugiados en la residencia de campo de Anmer Hall, en Norfolk, el matrimonio ha sido acusado por la prensa de estarse escaqueando de sus tareas reales. Recientemente se publicaron unos datos mostrando que Catalina y Guillermo están participando en la mitad de los compromisos públicos que Carlos y Diana asumieron cuando en 1985, el propio Guillermo y su hermano Enrique tenían tres y un año, la misma edad que hoy tienen Jorge y Carlota.

Hace ya unos meses el príncipe, de 34 años, tuvo que defenderse de quienes le acusaban de gandulear. El trabajo como piloto de ambulancias, al que dedicaba 20 horas semanales, no era pretexto suficiente para su escasa participación en actos representando a la corona. Quizás a causa de los reproches, y a fin de jugar un papel más activo en la familia real, el matrimonio está pensando en mudarse con los niños al palacio de Kensington, su residencia en Londres. Además de aligerar la carga a la soberana, su presencia en la capital permitirá a Jorge comenzar a ir a la escuela. La elegida sería Wetherby, la misma a la que fueron su padre y su tío.

ROMANCE EXPLOSIVO

El príncipe Enrique podría dar la campanada en el 2017. El año será decisivo en el noviazgo con la actriz Meghan Markle. Será cuando la relación se consolide o se enfríe. En palacio están sobre ascuas. Que Enrique se haya encontrado ya con el padre de Meghan se interpreta como un indicio de que el romance puede ir en serio.

Con 32 años, el elemento más incontrolado de la familia real, ha reconocido públicamente que se siente solo y querría tener una compañera. Meghan no da el perfil recomendado de una aspirante a princesa. Es divorciada, americana, comedianta y desvergonzadamente sexi. Ninguna de esas circunstancias juega a su favor. Las fotos más tórridas de la actriz en la serie 'Suits' se han utilizado ya para descalificarla.

Enrique emitió un duro comunicado contra el acoso y el racismo que su enamorada está sufriendo en los medios de comunicación. En esta aventura amorosa el príncipe podría imponer su voluntad. Por ahora, él sigue viviendo en Londres y ella, en Toronto. De momento Meghan potencia su lado más humanitario divulgando los viajes que ha realizado a Ruanda como embajadora de la organización canadiense World Vision.

DUELO ENTRE CARLOS Y ANDRÉS

La disputa del príncipe Andrés con el príncipe Carlos por el futuro estatus y privilegios de sus hijas, las princesas Beatriz y Eugenia, tendrá muy probablemente continuación en el 2017. Andrés, en una carta dirigida a su madre, habría reclamado que sus dos hijas, nacidas del matrimonio con Sarah Ferguson, tengan un papel oficial y se les asignen plenas responsabilidades reales, con trabajo a tiempo completo. A cambio, quiere que las chicas reciban un salario costeado por los contribuyentes. Su hermano mayor y heredero al trono se opone.

Andrés también reclamaría el disfrute de una vivienda oficial para las princesas, presumiblemente en los apartamentos del palacio de Kensington. Su temor es que, una vez con Carlos en el trono, Guillermo, Catalina y Enrique eclipsen completamente a sus hijas. Isabel II se halla en medio de la batalla.

En una nota furiosa a la prensa, Andrés, polémico representante del comercio y los negocios británicos, acusado de aprovecharse en beneficio propio de algunas misiones en Europa del Este, negó la existencia de la carta. El comunicado solo sirvió para echar más leña al fuego. Tanto Beatriz -sin oficio conocido-, como Eugenia -que trabaja como directora adjunta en una galería de arte en Londres-, tienen fama de llevar una vida de ocioso lujo, entre vacaciones y continuas fiestas. En eso parecen seguir el ejemplo de su madre, al que están muy unidas. La última de Sara Ferguson ha sido una reclamación a Rupert Murdoch de 25 millones de libras, por "los daños causados a sus ingresos", cuando un periodista disfrazado de falso jeque, y ahora condenado por la justicia, la filmó ofreciéndole una cita de negocios con Andrés, a cambio de medio millón de libras.