A Barron Trump no le gustan las sábanas con dibujos, sino lisas y blancas. Tampoco es muy fan de ponerse pantalones de chándal y no le hace ascos ni a un traje ni a una corbata, aunque no se los pone a diario. Le gusta jugar al golf y también construir, destruir y construir algo nuevo con sus juegos de piezas magnéticas o de Lego. Y tiene una planta para el solo en la Torre Trump.

Todo suena a una versión en miniatura de Donald Trump y algo de eso hay. Porque todos los detalles mencionados los ha dado en entrevistas en los últimos años su madre, Melania Trump. Y es ella quien, en al menos en dos ocasiones, ha definido al quinto de los hijos del actual presidente de Estados Unidos, el único nacido del matrimonio del magnate y la exmodelo, como “el pequeño Donald”. “A los 5 años quería ser como su padre, hombre de negocios y golfista”, dijo en una conversación con 'Parenting.com'.

COMENTARIOS CRUELES

Ahora, con la atención mediática desatada ante la vuelta de un niño varón a una Casa Blanca donde el último fue John John Kennedy y con los chistes o comentarios crueles sobre Barron circulando como la pólvora en las redes sociales (aunque no sin consecuencias), Melania Trump es mucho más feroz en la protección de su hijo, que el próximo 20 de marzo cumplirá 11 años. Pero fue ella quien abrió hace tiempo una ventana a la vida del niño.

En la entrevista citada, por ejemplo, lo definió como alguien “muy decidido, muy especial e inteligente, independiente, con opiniones, que sabe lo que quiere”. Fue ahí donde contó que el niño tiene su propia planta en la Torre Trump. Y también habló de cómo es su relación con él. “Escucho lo que dice, lo que le preocupa, lo que le entusiasma y luego puedo guiarle y darle apoyo. No impongo mis pensamientos o lo que me gusta o no. Quiero que crezca siendo él mismo. Es importante dar espacio a un niño para que cometa errores y aprenda. Los errores construyen alas para que más adelante puedan volar e independizarse”.

MADRE E HIJO, EN NUEVA YORK

Aunque Barron pasa “tiempo de calidad” con su padre, es Melania Trump quien le cocina el desayuno, lo lleva a la escuela, lo recoge, le prepara la comida, pasa la tarde con él y le lleva a las clases de tenis o a otras actividades extraescolares. Y si era así hace unos años, ahora lo será aún más, con Donald Trump instalado en la Casa Blanca y Barron y su madre en Nueva York, donde se quedarán por lo menos hasta que acabe el curso escolar en la Columbia Grammar and Preparatory School del Upper West Side, un centro educativo donde la matrícula cuesta 45.000 dólares al año.

Los cambios con la elección de su padre ya se han notado. Ahora agentes del servicio secreto y de la policía de Nueva York les escoltan hasta el colegio (bloqueando por unos minutos el recorrido, que van variando por seguridad, para que el convoy se mueva más rápido). Y la atención ha empezado a darles quebraderos de cabeza.

Hace unos meses, Melania Trump amenazó con una demanda por un vídeo de YouTube donde se insinuaba que Barron era autista. Y no ha sido solo ella quien ha intentado frenar las mofas que se han prodigado en internet. En defensa de Barron ha salido, entre otras personas, Monica Lewinsky. Y Chelsea Clinton, que llegó a la Casa Blanca con 12 años y también experimentó las burlas (aunque con la ventaja de que no tuvieran el altavoz de las redes sociales). “Barron Trump merece la oportunidad de todos los niños de ser niño”, ha escrito Chelsea.

La hija de Hillary Clinton, que ha tenido ya dos hijos propios, usó su mensaje también, no obstante, para lanzar un dardo al hombre que derrotó a su madre en las elecciones. "Defender a todos los niños también significa oponerse a las políticas del presidente que les hacen daño". Porque una cosa es "el pequeño Donald". Otra, el original.