Aitor Luna (Bergara, 1981), una de las últimas incorporaciones de la serie de A-3 ‘Velvet’, se mete en el cuerpo y el alma del protagonista de la producción ‘La catedral del Mar’ por una jugada del destino. Su hermano Yon González debía interpretar ese papel, pero otro compromiso profesional le apeó del carro. Entre pitillo y secuencia de rodaje, atiende a los periodistas.

Le ha caído el protagonista de una novela que fue un bombazo… Es superestresante [ríe ]. Estoy encantado de llevar todo el peso e intentaré salvarlo, espero.

¿Cómo es ese Arnau Estanyol que usted compone? Es un salvador, un tío con valores y un código ético. Es muy honesto.

Michelle Jenner, que interviene también en la serie, le ha echado muchas flores… ¿Le devuelve el guante? La quiero muchísimo: es un pedazo de compañera y amiga. Es un lujo estar con ella. El elenco de ‘La catedral…’ es increíble. Fuera del ‘set’ nos divertimos mucho y dentro todos ellos están siendo mi pilar, la verdad.

¿Qué pensó cuando le ofrecieron el papel? “Estás de mierda hasta el cuello”, me dije. “¡Que tienes un mes, tío! Léete el libro, y ¡acción!” No lo había hecho antes, aunque me lo habían regalado.

¿En algún momento le vio alguna característica suya al personaje? Lo leí con la idea de que lo iba a interpretar yo y pensé: “A ver cómo hacemos esto”. Y no me quedaron más narices que verme en ello.

Arnau es un ‘bastaix’, por lo que en la novela carga muchas piedras… ¿Ha tenido que hacer mucho ejercicio físico? Mis piedras no pesan tanto… [bromea] Me dieron el personaje con un mes de margen más o menos. Estás en tu casa comiéndote los ‘donuts’ tan a gusto y de repente te dicen que tienes que hacer de levantador de piedras… Pero, en realidad, no he hecho nada. Con tanto curro me quedo chupado y así estoy. No ha podido ser lo que tenía que ser, un pibe bien fuerte. Pero hago lo que puedo. Debía coger un poco de peso, pero es muy complicado a un mes del rodaje.

¿El hecho de grabar tanto en exteriores le gusta? Sí, es más agotador, pero estás libre, en la calle, y se agradece. Hay gente que está más a gusto en el plató, porque está tranquila, pero está bien eso de conocer sitios.

Le habrá quedado algo de tiempo para pasear por Barcelona… No había venido nunca. Es una ciudad preciosa, pero ha habido momentos en que parecía que estaba en Budapest. La gente no habla castellano y esta avenida [en referencia a la Via Laietana] se parece mucho a la calle en la que yo viví en Budapest.

Acaba el rodaje en diciembre. ¿Tiene algún proyecto a la vista en enero? Pues tengo un proyecto con el Inem a medio y largo plazo [ríe]. Pero no me quitará tantas horas... Hasta que no se emita la serie, hay ahí un terreno de nadie un poco raro que acabamos pagando.

Al participar Netflix en el proyecto, ¿usted puede tener más posibilidades de proyección internacional? Siempre hay esa posibilidad, pero ya veremos…

¿El hecho de que la serie pueda tener un público potencial de más de 80 millones de abonados le infunde mayor respeto? Sí, impone mucho, porque, al igual que ‘Las aventuras del capitán Alatriste’, es un libro que ha leído mucha gente y el imaginario de esos lectores está ahí. Habrá gente a la que le gustará y otra, a la que no.

¿Cree que el resultado a nivel de audiencia será mejor que en aquella producción de Tele 5? En el fondo, lo espero, sinceramente, pero por fuera siempre digo: “No esperes nada”. Al final, todo depende del aire.