El miedo que sientes cuando entras en un túnel de lavado tiene justificación. ¿Lo habré colocado bien? ¿Debo quedarme dentro o puedo salirme? ¿Y si le pasa algo al coche y no puedo entrar?

Luego, el coche sale limpio, impoluto y sin ningún rasguño, y piensas que no era para tanto drama. Pero la semana siguiente, vuelve la ansiedad al túnel del terror.

Las instrucciones no ayudan. Parecen simples, pero generan pánico. Si no las sigo bien, ¿me quedaré sin coche? Pues sí, exactamente lo que le pasó a este coche.

Cuando el puente comienza a moverse para lavarlo, el conductor decide avanzar un poquito más de lo que había establecido. Un poquito no, bastante. Y el resultado es que el puente cae sobre el vehículo.

Esperemos que lo tenga asegurado.