La ceremonia de entrega de los Bafta, los premios del cine británico, se celebró en el Royal Albert Hall de Londres y fue presentada por la actriz británica Joanna Lumley, que sustituyó como anfitriona al actor Stephen Fry, quien cumplió ese papel durante doce años. Las actrices, al igual que había ocurrido en los Globos de Oro, se presentaron en la alfombra roja vestidas de negro en solidaridad con Time’s Up y para denunciar los abusos sexuales en el mundo del cine, tras el escándalo del productor Harvey Weinstein, al que han seguido otros cuantos no solo de la meca del cine.

A Londres se desplazaron grandes estrellas de Hollywood como Angelina Jolie, Jennifer Lawrence o Salma Hayek, todas ellas enlutadas para la ocasión.

Algunas incluso llegaron acompañadas de activistas del movimiento. Como Gemma Arterton, por ejemplo, que desfiló por la alfombra con Eileen Pullen y Gwen Davis, dos mujeres que fueron parte en los años 60 de una serie de protestas para lograr la igualdad de salario para las mujeres.

Al movimiento Time’s Up se han unido casi 200 actrices británicas -entre las que están Keira Knightley, Emma Thompson o Naomie Harris- que ayer publicaron una carta abierta en la que llamaban a la «unidad» contra el acoso y el abuso sexual y la impunidad en todas las industrias.

Aunque en la gala también hubo excepciones y no se vistieron de negro. Frances McDormand fue una de esas excepciones. Llevaba un vestido de Valentino, con fondo negro, pero estampado en rojo y rosa. Si bien dejó clara su «total solidaridad con mis hermanas que esta noche van de negro» y se despidió con un «poder para la gente».

Además, y tras días de especulaciones, Kate Middleton no se sumó al llamamiento. La duquesa de Cambridge optó por un espectacular traje verde oscuro de corte princesa, aunque con un lazo negro en el talle en el que muchos han querido ver un guiño al color predominante en la alfombra roja.

En los últimos días se había abierto un debate en el Reino Unido sobre si Kate Middleton debía ir de negro a la fiesta del cine británico, presidida por el príncipe Guillermo. Los miembros de la familia real británica no pueden pronunciarse sobre cuestiones políticas ni apoyar movimientos reivindicativos. De ahí, que la duquesa haya decidido finalmente no romper la norma.

Lo más llamativo en Kate, que está en el séptimo mes de embarazo de su tercer hijo, fueron las joyas que lució: un espectacular conjunto de collar y pendientes de esmeraldas y brillantes, propiedad de la reina Isabel. En muy pocas ocasiones se le ha visto con joyas tan espectaculares.