En el 2011 pisó por primera vez (y de amarillo) la alfombra deCannes. Iba de la mano de Sean Penn y Brad Pitt y estaba asustada, porque no sabía cómo sería su futuro en el cine. Ni siquiera sabía si tendría un futuro. "Miedo a lo desconocido", lo define ella. Hoy,Jessica Chastain forma parte, junto a Pedro Almódovar y Will Smith, entre otros, del jurado encargado de evaluar las películas de la sección oficial del festival de Cannes. Chastain es una estrella consagrada y una de las voces más reivindicativas de Hollywood. Ha sido dos veces candidata al Oscar y ha trabajado con Terrence Malick ('El árbol de la vida'), Tate Taylor ('Criadas y señoras') y Kathryn Bigelow ('La noche más oscura'), interpretando amujeres fuertes, sensatas, inteligentes, líderes.

La actriz californiana, de 40 años, estrena ahora 'El caso Sloane', un vibrante relato de las tripas de la política estadounidense en el que se pone en la piel de una ejecutiva adicta a las pastillas y al trabajo. Es tan inteligente que asusta. Forma parte de un despacho que hace las veces de lobi, uno de esos grupos de presión que consiguen decantar determinadas decisiones del Congreso y el Senado de Estados Unidos. A su personaje le toca estar en el lado 'bueno', el de la lucha contra el uso incontrolado de armas por parte de civiles.

Puede que Chastain sea una estrella, pero se sigue poniendo nerviosa antes de cada película. El día que empezó el rodaje de ‘El caso Sloane’, dice, se levantó con un nudo en el estómago. "Pero eso está bien. El miedo genera adrenalina", apunta. Chastain promete a los espectadores dos horas absorbentes, vertiginosas y sorprendentes. "Hay mucho más misterio del que acostumbra a verse en dramas políticos. No se sabe muy bien qué motiva a mi personaje ni qué pretende hacer. Se guarda muchos ases en la manga y eso hace que resulte una experiencia emocionante".

Le ha tocado compartir este año el jurado de Cannes con Pedro Almódovar... ¡Sí! Qué emocionante. Qué maravilla estar con él. Antes de acudir al festival cené con él y estuvimos hablando de todo, también de política. Me impresiona su gran sensibilidad y cómo defiende a las mujeres. Aprendo un montón estando a su lado. Me impresionan su inteligencia y su humanidad.

Este fin de semana se estrena en España 'El caso Sloane'. ¿Hasta qué punto refleja la película cómo se hace de verdad política en Estados Unidos? Creo que esta es una película muy polémica. Pero también tiene connotaciones positivas, porque plantea cuestiones interesantes, como, por ejemplo, mostrar que los políticos escuchan más a los patrocinadores que a los propios votantes. El filme también refleja cómo se mueve una mujer en el mundo de la política, igual que un hombre. Mi personaje es una mujer muy ambiciosa y, a veces, despiadada. Puede que esto le choque al espectador, porque lo que se espera de una mujer es que se case y tenga hijos. Mi personaje ni siquiera se lo plantea, no tiene nada que ver con el estereotipo que tenemos. Yo quiero cargarme por completo ese tópico, me parece muy interesante hacerlo.

Usted, al igual que su personaje, es adicta al trabajo. ¿Tiene algo bueno ser así? Este año no voy a trabajar, me voy a tomar un descanso. Bueno, a lo mejor a final de año hago alguna película... La verdad es que amo mi trabajo. ¿Por qué? Porque tengo la sensación de que no estoy trabajando. Eso es lo que siento cuando estoy rodando.

¿Qué piensa de los lobis? Antes de empezar el rodaje fui a Washington y me reuní con 12 mujeres que pertenecían a lobis. Me di cuenta de que muchas trabajan en causas buenas, como la defensa del sistema sanitario o la igualdad de los salarios entre hombres y mujeres. Es decir, no creo que todos los lobis sean necesariamente malos. El problema es que no es bueno para la democracia que las grandes corporaciones financien las campañas políticas, eso envenena el sistema.

La protagonista es una mujer de gran fortaleza. Usted suele interpretar a mujeres fuertes. Todas las mujeres son fuertes. Y a mí me gusta que mis papeles representen a mujeres reales, que sean personas como las que yo veo cada día alrededor. Me gustan los papeles que están bien escritos.

¿Qué más le atrajo de esta mujer tan fría? Como dije antes, me daba la oportunidad de romper los estereotipos asociados a la mujer. Y también me gustó interpretar a alguien que es siempre la más lista de la habitación. Está siempre acelerada y habla muy rápido. Es muy cansado mantener esa energía, yo no soy así para nada

Es curioso, porque sus personajes sí tienen a menudo esa cualidad de liderazgo. Yo, en la vida real, odiaría ser una líder. Lo que sí me gusta es que mis personajes sirvan de inspiración para niñas o jóvenes. Estas se tienen que dar cuenta de que pueden hacer cosas que la sociedad dice que no son para ellas. Que pueden ser astronautas, físicas o políticas.

La suya es una de las voces más destacadas contra la desigualdad salarial entre hombres y mujeres. Hemos conseguido quitarnos el estigma y el miedo a la hora de hablar de ello. En los inicios de mi carrera pensaba que si hablaba de una injusticia se acabaría mi futuro laboral. Por aquella época había miedo. Ahora nos hemos dado cuenta del poder de los colectivos. Curiosamente, la elección de Donald Trump ha generado una mayor acción, también en la industria del cine. No se pueden defender esas causas, como el racismo. La industria defiende otra cosa, refleja lo que pasa en la sociedad y eso es algo completamente distinto a los objetivos del presidente.