Sin solución de continuidad, Manel Fuentes ha cerrado su etapa como presentador de 'Tu cara me suena' para encadenar en Antena 3 la nueva versión del exitoso concurso musical, 'Tu cara no me suena todavía'. Esta adaptación del 'show' (ahora con imitadores anónimos) ha heredado del formato original el día y la hora de emisión (viernes, a las 22.10 horas) y, lo que es más importante, su gran tirón entre la audiencia.

Parece que ‘Tu cara no me suena todavía’ también funciona… Sí. Es que al tener esa renovación programa tras programa la gente viene a hacer un 'hit' y eso le da mucha calidad a la gala y también mucha emoción. La gente viene con lo que le ha llegado al corazón, con un personaje que se ha ido preparando durante muchos años sin saber que existía este programa.

La fórmula está tan consolidada que se podrían hacer versiones como churros. ¡Hombre!, siempre hay que ser humildes, trabajar duro y ser muy precavido porque nunca sabes cómo van a funcionar las cosas. En televisión dependes no solo de cómo lo haces tú, sino de a quién tienes enfrente. Nosotros tratamos siempre de hacerlo lo mejor posible semana tras semana y temporada tras temporada. Y esto no es una excepción.

¿Les ha sorprendido lo bien que ha ido la última temporada de 'Tu cara me suena'? Sí, pero recuerde que la anterior fue una superedición, la más vista, y todo el mundo decía que no se iba a poder superar. Y la hemos superado. Lo que pase con la competencia nos da igual.

¿Se sienten orgullosos de haber derrotado al histórico 'Sálvame Deluxe' y haber provocado su huida al sábado? Si piensas en la gente que curraba allí, pues seguramente te sabe mal, porque al final todos somos compañeros. Pero a nivel particular, estoy muy feliz de hacer el tipo de televisión que me gusta.

¿Le ha sentado mal quedarse sin vacaciones por este 'show'? La verdad es que mi vida personal está muy ligada también a este formato, porque tengo una banda de rock con la que me transformo en Bruce Springsteen. Eso me hace ser consciente de la dificultad de los concursantes. Lo digo para que se vea que esta es una pasión real en mi vida. Poder entenderles a todos y poder estar en un programa que permite jugar a eso hizo que desde el minuto uno yo creyera en él. Ahora hablamos de la edición más vista, pero cuando empezamos, Santiago Segura no se quería quitar la barba en el primer programa porque decía que iba a durar dos días. Yo le contestaba que íbamos a durar más y que tuviese confianza. Trabajar más en un privilegio cuando te gusta lo que haces.

¿Le ha sorprendido el gran nivel de ‘Tu cara no me suena todavía'? El trabajo de 'casting' es clave. Hemos visto la generosidad de la gente que quiere el programa y que nos pedía a gritos una edición de anónimos. Este programa les ha dado esa oportunidad y el trabajo de todo el equipo es hacer esa criba para que los 70 artistas tuviesen un nivel aceptable para salir en un programa de tele y funcionar. En el caso de 'Tu cara me suena', empezaron los que estaban porque había muchos que no querían venir. Me acuerdo del miedo general que había a pegarse un leñazo. Pues no, al final demostramos que ese espacio se podía conquistar. Y hoy día hay muchísimos famosos que quieren venir al programa.

¿Qué concursante le ha impresionado más? Lo que más me fascina es cuando alguien sorprende al propio artista imitado. Mi historia personal arrancó en la radio, en la COPE, y de repente fui a un programa de televisión en el que estaba Cruyff y tenía que imitarle. Pero ese día imité al final a Stoichkov cuando nadie le imitaba. Y así llamé la atención de todos. Cuando ves que Alejandro Sanz envía un tuit diciendo que el tío que le ha imitado lo hace perfecto…

¿Suele coincidir sus preferencias con el criterio del jurado? No. Lo bueno es que no tengo que contar cuáles son mis gustos. Entiendo la dificultad que tienen ellos. Pero sí ha habido galas de 'Tu cara me suena' en que yo igual les hubiera puesto otra puntuación. Hay veces que en alguna pausa te preguntan cómo lo has visto. Yo estoy muy cerca de los concursantes en todo momento, les sigo su trayectoria y cómo les ha ido la semana. En cambio, el jurado llega, ve la actuación y decide. Yo, que sé lo que han sufrido durante la semana, pienso a veces que la puntuación tenía que haber sido distinta. Pero lo bueno es que, al final, el público desde casa equilibra la balanza. Creo que al final ha habido justicia en la elección de los ganadores.

¿Se suele preparar algún protocolo de actuación para casos de necesidad en los directos? Siempre digo lo mismo: lo que más me gusta de esto es que no hay protocolo. Pongo el ejemplo de Xavi o de Isco, si jugara más el pobre. Yo no sé por dónde va a venir el balón ni qué va a pasar. Mi función es darle ritmo y dar pases para que los 'cracks' vayan marcando goles y la cosa funcione. En la final de 'Tu cara me suena' entró un vídeo que no tenía que entrar de Los Chunguitos. De repente cortaron el vídeo y me dijeron que estaba en directo. En ese momento no hay protocolo: se trata de vivirlo y de contar unos chistes como hice. Ese es un ingrediente mágico del programa que a mi personalmente me hace disfrutar gracias al bagaje que tengo.

¿Qué es lo más importante para que estos formatos tengan éxito? Tiene que haber calidad. Si lleváramos a famosos que cantaran como una almeja, no funcionaría ni 'Tu cara me suena'. Todo el mundo, o casi todo el mundo, debe tener mucho nivel.

Pero siempre hay una nota discordante que se cuela como humorista más que por sus aptitudes musicales, ¿no? ¡Qué manera de meterse con David Guapo! (ríe). El programa tiene que ser de imitación y de evolución. Los famosos deben tener un nivel y a partir de ahí mejorar. Silvia Abril vino un día de exhibición a hacer aquello de los teléfonos y le pedimos que diera unas clases de canto porque no iba a ser fácil. Y Silvia terminó al final haciendo números más que buenos. Tiene que haber también trabajo.