Ayer hubiera cumplido 75 años la estrella de rock más querida de Francia, Johnny Hallyday, cuyo legado musical se ha visto vapuleado por una monumental bronca familiar en torno a su herencia, que sus admiradores trataron de olvidar durante unas horas en un homenaje en la parisina iglesia de La Madeleine.

El hombre que durante 50 años emocionó a varias generaciones con Que je t’aime y Laura o sus versiones de Elvis Presley y Los Bravos, como Noir c’est Noir, es el centro de un drama familiar que divide a sus amigos y fans entre el bando de su esposa, Laetitia, y el de sus hijos, Laura y David. Aunque su cuerpo descansa en San Bartolomé, en las Antillas francesas, la iglesia de La Madeleine, situada en el centro de París, se ha convertido en el único lugar en el que los admiradores del cantante, fallecido en diciembre, pueden celebrarle sin que la sombra de su herencia perturbe el recuerdo. Y es que después del homenaje que recibió en ese templo, el pasado 9 de diciembre, La Madeleine celebra el 9 de cada mes una misa en su memoria.