Un fondo amarillo con el lema 'We can do it' -podemos hacerlo- y una mujer con un mono azul, el puño en alto y un lazo rojo con topos blancos en el pelo. La protagonista es 'Rosie la Remachadora', uno de los iconos de la mujer trabajadora tras la Segunda Guerra Mundial en EEUU y murió el pasado sábado a los 96 años en Longview, Washington.

Su nombre real era Naomi Parker Fraley y no fue identificada hasta 70 años después de su participación en la campaña de propaganda americana. "No quería ni fama ni fortuna. Quería mi propia identidad", explicó Fraley a la revista 'People' en el 2016.

Después de Pearl Harbor

"Las mujeres de este país necesitan iconos en estos tiempos. Si piensan que soy uno de ellos, estoy contenta por ello", concluyó la icónica mujer en la entrevista. La antigua operaria americana se convirtió en un símbolo de la mujer trabajadora más adelante, en los años 80.

Con solo 20 años, Fraley decidió ir a trabajar a la base aérea de Alameda, California, después del ataque nipón a Pearl Harbor. En ese momento empezaban las primeras movilizaciones, los hombres dejaban su lugar en las fábricas y se empujaba a las mujeres a trabajar para que no faltara armamento y munición en el campo de batalla.

El profesor asociado de comunicación de la Universidad de Seton Hall en Nueva Jersey, James J. Kimble, reveló la verdadera identidad de la mujer tras seis años de investigación sobre el caso. "Todo lo que sabemos sobre Rosie la Remachadora es erróneo", contó en el periódico 'The Omaha World Herald' hace dos años. "La investigación se volvió en una obsesión", explicó.

La verdadera campaña propagandística de EEUU

Pese a haber pasado a la historia por ser una de las imágenes más reivindicativas para las mujeres trabajadoras, el objetivo del gobierno estadounidense con su campaña no era empoderar a la mujer, sinó reducir los costes de la industria armamentística y no parar de surtir a su ejército con material bélico.

La propaganda fue efectiva desde 1940 hasta 1945, cuando las mujeres pasaron de ser el 27% de la mano de obra al 37%, según la cadena 'Historia'. Pero más importante fue el aumento del género femenino en la industria armamentística, donde hasta un 50% de los trabajadores eran mujeres.

A través de la llamada, seis millones de mujeres trabajaron en las fábricas durante la segunda guerra mundial, fecha de caducidad de la propaganda americana y momento en el que tuvieron que ceder sus puestos para dar cabida a los hombres tras regresar de la guerra.