Desde que, el pasado 20 de enero, Barack y Michelle Obama abandonaron la Casa Blanca, el matrimonio ha estado muy poco en su nuevo domicilio en Wahshington. Siguen de viaje y en sus maletas no hay cabida para la ropa de abrigo. Estuvieron en Necker Island, la isla propiedad del magnate británico Richard Branson en el archipiélado de las Islas Vírgenes Británicas. Y del Caribe, el expresidente, en solitario, saltó a mediados de marzo hasta Tahití, en la Polinesia Francesa, al exclusivo 'resort' The Brando, situado en el conjunto de islas privadas de Tetiaroa.

Días más tarde Michelle se reunía con su marido en esta isla que compró en su día el actor Marlon Brando. La intención era preparar aquí, cada uno por su lado, las memorias sobre sus años en la Casa Blanca y por la podrían embolsarse 60 millones de euros a tenor por el contrato firmado con la editorial Penguin-Random House. Claro que también ha habido tiempo para tomar el sol en la arena y a practicar deportes náuticos.

RUMBO A BORA BORA

Según la web 'Travel + Leisure' y del canal Tahiti Nua TV, esta semana los Obama se hacían a la mar a bordo de uno de los yates más grandes del mundo, el 'Rising Sun', una embacación con 138 metros de eslora y valorado en 283 millones de dólares, propiedad de otro magnate, el filántropo y productor de cine David Geffen, que se lo había comprado al CEO de Oracle, Larry Ellison.

A bordo de este yate, Barack y Michelle Obama han disfrutado de una travesía en compañía de su anfitrión y del cantante Bruce Springsteen, la presentadora Oprah Winfrey y el actor Tom Hanks.

El grupo estuvo en Vanilla Island, continuó hasta Le Taha’a Island y, después puso rumbo a Bora Bora, para anclar horas después en Tetiaroa. Durante su estancia en la Polinesia Francesa, los Obama están contando con la complicidad de residentes y turistas a la hora de preservar su privacidad: apenas han trascendido imágenes de la pareja disfrutando de estas largas y lujosas vacaciones.