Si hace unos meses Suiza prohibió la práctica culinaria habitual de cocinar las langostas arrojándolas vivas en agua hirviendo, como parte de una revisión y endurecimiento de sus normas de protección animal, ahora un restaurante de Southwest Harbor, en Maine (Estados Unidos), el Charlotte's Legendary Lobster Pound, se ha hecho popular por su particular manera de servir a las hierbas estos suculentos crustáceos.

Según ha explicado la propietaria del local este método "es mucho más humano" para el animal. Charlotte Gill ha relatado al Mount Desert Islander su insólita tesis: "La langosta ya va a morir, así que es mucho más humano darle un viaje más amable". El método de la chef consiste en algo así como meter al "baño maría de marihuana" al bicho.

La primera vez que puso en práctica su idea colocó una langosta en una caja con unos cuantos centímetros de agua y luego le exhaló un poco de humo de marihuana dentro. Según la propietaria, el animal se mostró más tranquilo. Ese primer ratoncillo-langosta, al cual bautizó como Roscoe, fue devuelto al mar, en agradecimiento por haber participado en el experimento de Charlotte, que además de tener el restaurante tiene licencia para plantar marihuana.

PROHIBIDO COCERLAS EN VIVO

Además de en Suiza, Nueva Zelanda también prohibió ya en 1999 la ebullición de las langostas vivas. En el país helvético, el método recomendado para cocinar estos crustáceos es electrocutándolos o apuñalándolos en la cabeza antes de echarlos a la olla hirviendo.

"Estas son opciones horribles", ha manifestado la regenta del Charlotte's Legendary Lobster Pound. "Si vamos a quitarles la vida, tenemos la responsabilidad de hacerlo de la manera más humana posible".