El príncipe Guillermo se ha rendido a la evidencia. El espejo no miente. A los 35 años se ha quedado prácticamente calvo. Una traición de la inexorable herencia familiar de los Windsor, a la que ha decidido plantar cara. Lejos de tratar de seguir atusando lanillas y mechones perdidos, de hacerse trasplantes o colocarse un peluquín, el duque de Cambridge ha optado por un rapado casi al cero de todo el cráneo.

A grandes males, grandes remedios, ha debido de pensar, aunque de inmediato han aflorado las críticas a un aspecto de la operación de cambio de imagen: el precio. Más de 200 euros, simplemente por pasar la maquinilla, eso sí, a cargo de las arcas públicas.

CANSADO DE BROMAS / Su nuevo y radical look causó sensación cuando recién peladito visitó el jueves un hospital infantil en Londres. Al parecer Guillermo estaba cansando de aguantar durante años las bromas a costa de su calvicie tanto de amigos, como de su hermano Enrique, que a las puertas de la sacristía luce una buena mata de pelo, aunque también le empieza poco a poco a clarear la coronilla.

Los comentarios sobre el nuevo estilo del futuro heredero al trono han sido abundantes y variados. «Su aspecto es mucho mejor, más moderno y más joven», opina el rotativo británico The Times. «Afeitarse la cabeza es un cambio dramático en la apariencia. Transforma su cara, que ahora parece más llena», comenta un estilista en el Daily Mail. Es un corte, «que le da más confianza», añade. Otros expertos en estética masculina aconsejan al nieto de Isabel II que compense el cráneo rasurado dejándose barba.

Y mientras unos piensan que ahora nadie podrá decir que tiene un pelo de tonto, otros están convencidos de que le han tomado el pelo. ¿La razón? El príncipe pagó la friolera de 180 libras (204 euros) por el rapado, a manos se cree de Joey Wheeler, que acudió para la operación al Palacio de Kensington.

El peluquero forma parte del equipo de Richard Ward, que se encarga de la sedosa melena de Catalina. Como ya se ha comentado con cierta sorna, su futuro retoño ya no le podrá tirar de los cabellos a su padre.

Y es que los duques de Cambridge serán padres por tercera vez en marzo. Poco a poco han pasado de ser la joven pareja del momento en la realeza británica, a convertirse en un matrimonio más clásico. Enrique y la americana Meghan Makle ocupan ahora el puesto de los royal más cool. Y su gusto moderno está gustando a los británicos.