Xulla: Costella de corder, de porc, de cabrit o de bou. Así define el Diccionari Normatiu de la Acadèmia Valenciana de la Llengua (AVL) una palabra que, en Vila-real, cobra una dimensión especial, por cuanto el concepto de esta pieza animal ampliamente consumida en miles de hogares tiene un especial protagonismo todos los lunes de cualquiera de las fiestas que se celebran en cada rincón de la ciudad durante el ejercicio.

Y las patronales, tanto las que ahora viven los vila-realenses en honor a Sant Pasqual como las de septiembre, por la Mare de Déu de Gràcia, no son una excepción desde hace cuatro décadas, cuando, en los primeros años de la democracia, el Ayuntamiento presidido por el entonces alcalde Bautista Carceller aprovechó el potencial y la popularidad de este evento --hasta entonces propio de los festejos de barrio y calle-- para llevarlo también a las dos celebraciones principales.

VARIEDAD

De nuevo, en prácticamente todos los viales y plazas de la ciudad ya se respiraba el olor a humo y fuego que surgía de las cientos de hogueras prendidas por peñas y grupos de amigos y de familiares que, un buen rato después, aprovecharían las brasas para asar la ingente cantidad de carne de cordero, tocino, embutidos frescos --especialmente longanizas, botifarres, blanquets o tàrbenes-- e, incluso, careta de cerdo, un producto este último que suele comerse como aperitivo o antesala de la cena como tal.

Pero también hubo colectivos festivos que prefirieron degustar la xulla al estilo más tradicional, es decir, la carne cocida al horno y acompañada con patatas y tomate y, todo ello, aliñado con aceite, perejil, pimentón y ajo.

INNOVACIÓN

Pero, como toda elaboración culinaria, la popular xulla vila-realense no está exenta de ser objeto de experimentación y de introducción de novedosas formas de elaboración. Y así lo hicieron, anoche, en la veterana peña La Merla, donde cocinaron un guiso, eso sí, con la carne de cordero siempre como base.

En definitiva, la de ayer fue una velada en la que el buen yantar y la buena compañía compartieron presencia en todos los rincones del municipio. Y, como colofón a este festejo, la Junta de Festes propuso bailar en la plaza Major, al ritmo de la música que interpretó la orquesta Supermagic; y, en el Recinte de la Marxa, triunfó la noche más latina.