Las nuevas tecnologías, las redes sociales, los smartphones, etc. han cambiado, poco a poco, la forma de comunicación de la sociedad y también de los castellonenses.

Pero si existe una aplicación que ha condicionado nuestras relaciones esta es WhatsApp, que ha relegado las llamadas telefónicas a un segundo plano, haciéndolas casi inexistentes.

Sin duda, la utilidad de esta app es más que notable, pero también es origen de numerosos conflictos y nuevas patologías comunicativas.

En el caso de las discusiones. Hay quien la utiliza WhatsApp para evitar un enfrentamiento verbal cara a cara. Hay quien se expresa mejor por escrito y hay quien tiene mucho genio y prefiere reflexionar sus respuestas. Pero, a veces, la conversación se va de las manos y acaba en discusión, porque si en algo coinciden los expertos es que las cosas importantes se dicen en persona. Comunicarnos cara a cara o por vía telefónica da mucha más información, sobre todo emocional.

Y es que aunque Whatsapp nos permita enviar audios o animojis, al texto siempre le faltará tono, un hecho que provoca no pocos malentendidos, piques y enfados. Así se ha pasado del "tenemos que hablar" a bloquear un contacto.

‘TECNOESTRÉS’

La ansiedad que genera una discusión se acrecienta por las desconexiones repentinas, los tiempos de repuesta o incluso porque a veces se abren varios hilos de conversación y cada uno de los interlocutores está contestando a uno diferente. Es lo que los expertos han pasado a denominar techno estrés. La espera frente a la pantalla mientras aparecen estados como ‘en línea’, ‘escribiendo’, ’en línea’, ‘escribiendo’o la espera del doble check, sin recibir respuesta, generan en ocasiones estados de ansiedad.

Y es que la digitalización tal vez nos haya hecho libres para algunas cosas, pero también nos ha atado a otras como, por ejemplo, la inmediatez y la impaciencia. Y el hecho de no poder esperar siquiera a ver a una persona sin antes soltarle el clásico “tenemos que hablar”.