El final del partido neonazi alemán parece cada vez más cerca. El Senado (Bundesrat) aprobó ayer solicitar al Tribunal Constitucional que excluya al Partido Nacionaldemócrata de Alemania (NPD, por sus siglas en alemán) de los fondos de financiación que el Estado otorga a las fuerzas políticas con representación.

«Nuestra democracia se basa en el debate, pero también debe ser defendida», remarcó la ministra presidenta del Sarre, la cristianodemócrata Annegret Kramp-Karrenbauer. La mitad de esos fondos para el NPD se han financiado hasta ahora con impuestos de los ciudadanos.

La ley alemana prevé que todos los partidos políticos reciban fondos públicos, en una cifra que varía dependiendo de su representación en los parlamentos. Tras quedarse sin representación en ningún Parlamento regional, el NPD se acogía a esa ayuda gracias a que uno de sus miembros, Udo Voigt, es eurodiputado, lo que se tradujo en el 2016 en casi un millón de euros de subvención.

La estructura del NPD puede desvanecerse pero el movimiento ultraderechista y neonazi en Alemania sigue vivo y muchos de sus votantes se han pasado a Alternativa para Alemania (AfD).