Quienes pensaban que la elección del ecologista Alexander Van der Bellen para la presidencia de Austria tendría un impacto progresista en las políticas migratorias del país se equivocaron. Los poderes de la presidencia son muy limitados y el Gobierno de Viena sigue girando a la derecha. La Gran Coalición formada por socialdemócratas y conservadores ha aprobado este martes un paquete de medidas de distinto carácter entre las que figura la prohibición del velo integral en los espacios públicos por ser un “símbolo antisocial”. Con esta iniciativa restrictiva se ayudará “a integrar mejor a los inmigrantes a los que se les ha permitido quedarse en el país”, ha apuntado el ministro de Exteriores, Sebastian Kurz.

El Partido Popular Austríaco (ÖVP) ha impulsado la agenda de seguridad de este nuevo paquete de medidas, que incluye un endurecimiento de los controles sobre los solicitantes de asiloy mayor vigilancia con videocámaras y en la frontera así como más presupuesto para las clases de alemán. A pesar de que el Partido Socialdemócrata (SPÖ) se opuso inicialmente a estas medidas, tras cinco días de negociación con sus socios de gobierno desde el 2008 han terminado claudicando. “La obligación más importante que tenemos es proteger a nuestra gente”, ha remarcado el canciller austríaco, el socialdemócrata Christian Kern.

A cambio, el SPÖ ha podido dar cuerda a la cara más social de este plan titulado 'Por Austria' e impulsar un programa de empleo para los parados de larga duración.

Con esta prohibición del velo integral, Austria se suma a una lista de países europeos en la que Francia fue pionera en esta restricción pública el año 2010, seguida por otras naciones como Bélgica y Bulgaria, así como algunos cantones de Suiza.

REACCIÓN AL AUGE POPULISTA

Con este paquete de medidas, el Gobierno austriaco trata de responder al constante auge del populismo ultranacionalista y xenófobo, capitalizado por el Partido de la Libertad de Austria (FPÖ). A pesar de que su candidato, Norbert Hofer, fue finalmente derrotado en las elecciones presidenciales del pasado diciembre, el FPÖ sigue líder en las encuestas de voto cara a las legislativas con un importante margen. Así, si hoy hubiese elecciones en el país transalpino los populistas xenófobos obtendrían el 34% de los votos, mientras que los socialdemócratas, la tradicional primera fuerza austríaca, quedarían relegados a la segunda posición con el 27%.

En el último año y medio se ha evidenciado el giro a la derecha de un Gobierno que había abierto las puertas a los refugiados de la mano de la cancillera alemana Angela Merkel y que desde entonces ha reaccionado al fuerte coste político de esa decisión endureciendo su postura y legitimando así el discurso ultraderechista.