La formación de un Gobierno en Alemania no será camino fácil. Las protestas y la división zarandean al maltrecho Partido Socialdemócrata (SPD) después de que el pasado viernes su líder, Martin Schulz (SPD), sellara con la cancillera en funciones Angela Merkel (CDU) y el jefe de los conservadores bávaros Horst Seehofer (CSU) un pacto de mínimos cara a reeditar otra gran coalición al frente del país, tres meses y medio después de que las elecciones golpeasen a los partidos tradicionales.

La reacción crítica entre los socialdemócratas alemanes ha sido inmediata. Poco después de cerrarse el preacuerdo, las juventudes del SPD (conocidas como jusos) cargaron contra la decisión de Schulz, en quien habían confiado para liderar la renovación del partido desde la oposición. «¿Cómo recuperaremos nuestra posición si seguimos encadenados a partidos de los que ya no nos diferenciamos?», se preguntaba su máximo dirigente, Kevin Kühnert, quien comparó la gran coalición con una apendicitis.

El giro en la posición de Schulz, quien ha pasado de asegurar que el SPD lideraría la oposición a Merkel a tenderle la mano, ha dividido el partido. El primer revés a la cúpula socialdemócrata llegó ayer en el congreso regional en el estado de Sajonia-Anhalt, donde las bases apoyaron por 52 votos contra 51 una moción de los jusos contra la repetición de la alianza con los conservadores. También han llegado voces críticas contra el documento preacordado desde Hesse y Berlín, donde su alcalde, Michael Müller, ha lamentado la falta de compromisos. Incluso en la ejecutiva federal la propuesta recibió seis votos en contra.

Falta de legitimidad / La primera prueba para Schulz será el fin de semana que viene, el domingo 21 de enero, cuando el SPD celebrará un congreso extraordinario en Bonn donde los hasta 600 delegados del partido tendrán que dar luz verde a el preacuerdo. Para ello, Schulz viajará hoy hasta Dortmund, donde tratará de convencer a los delegados de Renania del Norte-Westfalia, el land con más afiliados y más escépticos con el acuerdo. «El desafío real de Schulz no es lograr el apoyo del partido sino de reconstruir la legitimidad perdida», explica el politólogo Franco Delle Donne.

Tras gobernar junto a Merkel en ocho de los últimos 12 años, el SPD ha caído hasta el 20,5% de los votos, el peor resultado de su historia. El mensaje contra la gran coalición parecía claro, pero tras 100 días de inestabilidad se ha terminado optando por el mismo camino. El 50% de sus votantes ven el pacto con buenos ojos mientras que otro 49% reniega de una fórmula que ha pasado de ser excepción a norma.

«Un autoengaño» / A pesar de incluir un plan de inversión pública, en el documento acordado no figura un aumento de impuestos para las clases altas ni un seguro de salud universal y sí lo hace una cifra límite de acogida de refugiados, dos promesas clave de los conservadores muy difíciles de digerir para el votante del SPD. «El hecho de que este desastroso resultado se intente vender como un éxito es un autoengaño», ha lamentado Stefanie Krammer, presidenta de los jusos en Baviera.

Si logra el visto bueno de las bases, la directiva socialdemócrata empezará a negociar el programa de un nuevo Gobierno conjunto en unas semanas que se prevén turbulentas. Para que prospere, el documento final también tendrá que ser apoyado por los 450.000 miembros del partido. Eso hará que un posible acuerdo de Gobierno no se materialice hasta finales de marzo. Otro acuerdo entre los socialdemócratas y Merkel dejará a la ultraderechista Alternativa para Alemania (AfD) como líder de la oposición, el papel que más desea.