“Hay demasiadas personas que siguen muriendo en el Mediterráneo. Se han adoptado medidas pero necesitamos hacer más”. El presidente de la Comisión Europea, Jean-Claude Juncker, llevará este mensaje la próxima semana a la cumbre de jefes de estado y de gobierno de la UE en La Valeta (Malta) acompañado de una batería de medidas que pasan por aumentar el dinero para formar a guardacostas libios y que sean ellos quienes impidan a los inmigrantes salir de sus aguas territoriales, por ayudar más a las autoridades locales para que controlen la frontera sur del país y por intensificar la cooperación contra los traficantes.

“No hay solución mágica ni inmediata para afrontar un fenómeno que es extremadamente complicado pero hay cosas que se pueden hacer”, sostiene la jefa de la diplomacia, Federica Mogherini, quien reconoce que la solución a largo plazo pasa por la paz y la estabilidad de Libia y el desarrollo de Africa. Con la ruta de los Balcanes occidentales sellada, la del Mediterráneo central se ha convertido en la principal vía de entrada hacia el continente europeo. En 2016, murieron unas 4.500 personas por esta ruta y fueron detectadas 181.000 personas, 24.000 mujeres y unos 28.000 menores, de los cuales nueve de cada diez viajaban sin la tutela de un adulto. Se trata de un 18% más que en 2015 y el 90% partieron de Libia.

DESPLAZAMIENTO ESTRUCTURAL

Personas en su mayoría procedentes de Nigeria (21%), Eritrea (11%), Guinea (7%), Costa de Marfil (7%) o Gambia (7%) y de los cuales solo la mitad solicitaron asilo. “Aunque la inmigración siempre ha tenido lugar esto parece ser un movimiento estructural desde el Africa subsahariana y no hay indicación de que la tendencia vaya a cambiar hasta que la situación económica y de seguridad en los países de origen mejore”, reconoce Bruselas en su comunicación.

La operación naval Sofia sigue sin poder intervenir en aguas territoriales libias. Una actuación de ese calibre requeriría de una autorización del gobierno libio o una resolución de Naciones Unidas lo que complica la devolución de los inmigrantes rescatados en alta mar directamente al país norteafricano. Ante este panorama Bruselas propone reforzar la ayuda a las autoridades libias financiando la formación de guardacostas y sus embarcaciones para que sean ellos mismos quienes creen una barrera de protección tan cerca como sea posible de la costa.

“La operación Sofia puede operar en las aguas cercanas a la costa de Libia pero no en sus aguas territoriales. Reforzar a los guardacostas libios podría maximizar el número de vidas por salvar, aumentar la posibilidad de interceptar y detener traficantes y mitigar sus consecuencias”, justifica la Comisión en un documento en el que achaca a las nueve ONGs que utilizan 14 embarcaciones para rescatar inmigrantes y llevarlos a puertos italianos el cambio de estrategia de los traficantes. “Cada vez más los meten en botes hinchables baratos y completamente inseguros que no tienen ninguna perspectiva de llegar a la costa italiana asumiendo que serán recogidos cerca de las costas de Libia”, advierte Bruselas.