Es un no parar de emergencias para Carlotta Sami (Milán, 1970), que desde el 2014 trabaja en la asistencia a solicitantes de asilo y refugiados como portavoz del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR)para el sur de Europa.

-¿Qué opina de la propuesta de clausurar la ruta del Mediterráneo central e impedir así la llegada a Italia de inmigrantes procedentes de Libia? -Libia es un país muy inestable, que carece de estructuras para acoger a refugiados e inmigrantes. Hay que considerar que estamos hablando de personas [los migrantes y refugiados que están en Libia] que han atravesado un desierto, han visto morir a decenas de personas, han sufrido abusos de todo tipo, y ahora están en centros de detención aberrantes. Todo esto las autoridades no deben olvidarlo. Tienen que tomarlo en cuenta.

-Muchos refugiados e inmigrantes siguen embarcándose en el Mediterráneo central, también ahora en invierno. ¿Qué está pasando? -Ya hace tres años que veo que la ruta del Mediterráneo central permanece activa, también en invierno. No son los inmigrantes y los refugiados quienes deciden cuándo salir, son los traficantes que toman esta decisión, y lo están haciendo para mantener un negocio en auge. Otro problema es que ahora hay menos socorristas que están rescatando (en el mar). Algunas oenegés no están saliendo, pues sus barcos están en mantenimiento y la Guardia Costera italiana y los barcos de Frontex se enfrentan a una situación muy difícil.

-¿Cuáles han sido hasta ahora las situaciones más extremas? -Las más extremas se deben a la ola de frío y a los continuos desembarcos en el Mediterráneo. Tan solo en las dos primeras semanas del 2017, murieron más de 200 personas en el mar.

-¿Se han activado protocolos especiales, a nivel europeo, para ayudar a estas personas a afrontar la ola de frío? -No.

-¿Cómo juzga la respuesta de la UE? -A nivel europeo debería haber una movilización colectiva. Sin embargo, incluso los pequeños compromisos se están incumpliendo. Todavía hay cientos de personas desesperadas en Italia y en Grecia que tienen derecho desde hace meses a ser reubicados (en otros países de la UE) y no lo logran por los excesivos trámites y los múltiples controles de seguridad. Es inaceptable.