El tema del ciberespionaje y la teoría de que Rusia está detrás de ataques informáticos vinculados al proceso electoral de Estados Unidos han irrumpido con fuerza en la campaña y no van a desaparecer. Este viernes, el equipo de Hillary Clinton confirmó que, como parte de un ataque informático anterior al Comité Nacional Demócrata, los piratas tuvieron acceso a un programa de análisis de datos con información de sus votantes. El Comité Demócrata de Campaña para el Congreso, órgano de recaudación de fondos para los demócratas en la Cámara baja, también informó el viernes de que su red había sido asaltada.

El equipo de Clinton asegura que el ataque no comprometió su propio sistema informático sino uno externo que usa la campaña y dice que los piratas tampoco han accedido a datos personales de sus votantes como el número de la Seguridad Social (lo más parecido a un DNI que hay en EEUU) o información de las tarjetas de crédito que se usan para donaciones.

Lo sucedido, no obstante, dispara de nuevo la atención y las tensiones por lo que la campaña de Clinton ha denunciado como injerencia de Rusia en las elecciones de EEUU, que según su versión tendría como meta favorecer a Donald Trump. El propio candidato republicano ha echado leña a ese fuego con unas polémicas declaraciones en las que animó al ciberespionaje y la injerencia, aunque luego ha tratado de convencer de que estaba siendo solo "sarcástico".

AMENAZA A LA SEGURIDAD NACIONAL

Como diversos expertos informáticos, el equipo de Clinton apunta a que Moscú está detrás de las incursiones, algo que ha negado el Kremlin. El FBI está investigando los ciberataques y aunque no los ha atribuido directamente a Rusia, fuentes de esa investigación han informado a la Administración de Barack Obama que lo consideran “altamente probable”. Y se ha sabido que el Departamento de Justicia también está estudiando si estos ciberataques representan una “amenaza a la seguridad nacional”, lo que según los expertos indica que Washington asume que los ciberataques están esponsorizados por un estado.

En cualquier caso, lo ocurrido ya ha tenido efectos claros. Wikileaks filtró tres días antes de que empezara la Convención Demócrata en Filadelfia 19.000 correos electrónicos sacados del ataque al Comité Nacional Demócrata que apuntaban a estratagemas del aparato para favorecer a Clinton sobre Bernie Sanders en las primarias. El escándalo forzó a dimitir a la presidenta de ese órgano del partido, Debbie Wasserman-Schultz, y alimentó la división interna, corroborando las denuncias de muchos seguidores de Sanders sobre la manipulación del proceso democrático.