No ha habido efecto Martin Schulz. Dos meses después de que el expresidente del Parlamento Europeo fuera elegido como su nuevo líder y candidato a la cancillería, los socialdemócratas alemanes (SPD) han salido escaldados de su primer test electoral. Aunque las encuestas apuntaban a un resultado ajustado, la Unión Demócrata Cristiana (CDU) de Angela Merkel y liderada por la actual ministra-presidenta Annegret Kramp-Karrenbauer se ha impuesto con claridad en las elecciones del Sarre, el estado más pequeño de Alemania, con más del 40% de los votos, casi cinco puntos más que en el 2012, según los sondeos a pie de urna. La CDU refuerza así su posición en este feudo conservador en el que gobierna desde hace 18 años.

Por su parte, el SPD de Anke Rehlinger ha visto frenado en seco su entusiasmo. Una semana después de que Schulz fuese confirmado unánimemente como candidato en un acto que fue un baño de masas, el partido socialdemócrata más antiguo de Europa ha visto como su posición se ha visto ligeramente debilitada y ha retrocedido hasta en torno al 30% de los votos. A pesar de que la caída es mínima respecto al 30,6% del 2012, los resultados pueden leerse como una primera señal de advertencia para Schulz. Las especulaciones de que podría formar una coalición con Die Linke, partido poscomunista, para tumbar a la CDU le han pasado factura.

Capitaneado por el histórico Oskar Lafontaine, Die Linke también se ha visto dañado y ha pasado del 16,1% al 13% de los votos, unos números que le permitirán seguir siendo primera fuerza de la oposición si CDU y SPD vuelven a aliarse para gobernar como en los últimos cuatro años. Aunque su impacto en el Sarre ha sido menor que en el resto del país, la formación ultraderechista Alternativa por Alemania (AfD) ha conseguido entrar en su onceavo parlamento regional con un 6% de los votos, capitalizando el voto de protesta que en el 2012 se agrupó en el Partido Pirata. La formación antisistema ha pasado del 7,4% a desaparecer, mientras que Die Grünen (Los Verdes) también salen del Parlamento al no obtener el 5% necesario.

GIRO A LA DERECHA

Los resultados en este pequeño estado que limita con Francia y Luxemburgo y que con solo un millón de habitantes, el 1,5% de la población alemana, es el segundo menos poblado del país, muestran el giro a la derecha de Alemania. Conservadores y populistas xenófobos ganan terreno a una izquierda debilitada. El jueves, tras el atentado en Londres, Merkel jugó la carta de la seguridad para pedir el voto, una estrategia que revela el nerviosismo en las filas conservadoras por el impacto que está teniendo Schulz. “Ya sea en allanamientos de casas o en terrorismo islamista, la gente debe ajustarse a las leyes”, remarcó mientras señalaba que una coalición de izquierdas entre el SPD y Die Linke “sería todo lo contrario de lo que es hoy”.

Kramp-Karrenbauer, a quien se compara y se ve como futura sucesora de Merkel por su estilo frío y pragmático, se ha añadido a esas críticas contra la izquierda. “Flirtear con una coalición roja no es algo bueno para este país”, ha celebrado. A pesar de este golpe, Schulz sigue viéndose en disposición de arrebatar la cancillería a Merkel el próximo septiembre. “Esto es una carrera de fondo, no un sprint”, ha remarcado.