Los periodistas franceses secuestrados en junio de 2013 en Siria y liberados el pasado sábado relataron hoy que durante su cautiverio fueron sometidos a simulacros de ejecuciones y a situaciones de hacinamiento y falta de comida.

"Hubo pistolas en la sien, o en la frente, pero los simulacros nunca me estresaron particularmente, en la medida en que se veía demasiado que eran para meter presión", indicó hoy en "Europe 1" Didier François, veterano corresponsal de guerra de 53 años.

En su propia emisora indicó que el hecho de haber seguido durante años noticias de secuestros y de conocer "relativamente" los procedimientos, le ayudó a mantenerse más sereno y a ver que "todavía no se había llegado al límite".

François fue secuestrado en el norte de Alepo el 6 de junio de 2013 junto con el fotógrafo Edouard Elias, de 23, y dos semanas más tarde fueron apresados en el municipio de Raqqa Nicolas Hénin, de 37, que trabajaba en un reportaje para el semanario "Le Point" y para la cadena "Arte", y Pierre Torres, fotógrafo de 29 años.

Los primeros días, según François, fueron especialmente duros: "Te meten enseguida en el ambiente. La presión es muy, muy, muy fuerte. Cuatro días sin comer y sin beber. Al cuarto día sin beber, empiezas a estar realmente mal, atado a un radiador, y golpeado".

"Podría haber sido peor. Ha habido altibajos. Podemos caminar, tenemos buena salud. Es lo esencial", añadió en esa radio Elias, que para hacer más llevadero el tiempo fabricó con un cortauñas un juego de ajedrez con cajas de queso, que mantuvo escondido en sus calcetines para que no se lo quitaran.

Salvo 15 días en una casa con vistas al exterior, que bautizaron como su particular "Bed&Breakfast", pasaron estos diez meses en sótanos, 45 de esos días atados permanentemente los unos a los otros, y con escasa comida.

En alguna de las múltiples prisiones en las que les encerraron, según han relatado, llegaron a estar 20 personas en 19 metros cuadrados, lo que contribuyó a que hubiera momentos de tensión entre ellos.

Hénin consiguió escaparse una noche, al principio de su cautiverio, antes de ser atrapado de nuevo, pero según François, la mejor manera de superar con éxito un secuestro es confiar en que las negociaciones lleguen a buen término.

"La cuestión es saber si intentar algo es posible, y (los secuestradores) hacen todo para que no lo sea. No hay que tomarles por imbéciles. Saben lo que hacen", añadió el reportero, que precisó que les quitaron sus pertenencias, les dejaron sin zapatos y vistieron con colores brillantes, para que fuera imposible pasar desapercibidos.

Pese a ocasiones puntuales y excepcionales de relación más cercana con sus guardianes, entre las que relataron una "surrealista" batalla de nieve, el diálogo, "con constantes mentiras", era escaso, en árabe e inglés, pero también en francés.

El ministro francés de Exteriores, Laurent Fabius, confirmó ayer que había francófonos, y François supuso hoy que había franceses, pero no quiso entrar en detalles "para no hacer declaraciones que puedan tener consecuencias".

Se cree que estuvieron en manos del Estado Islámico de Irak y del Levante (EEIL), organización yihadista cuyo bastión principal en ese país es la provincia de Raqqa.

Conseguida su liberación, que tuvo lugar cuando les dejaron abandonados en un punto fronterizo con Turquía, y sobre la que Francia asegura que no ha habido rescate, ni François ni Elias se arrepienten de haber ido, y ven su secuestro como un "accidente de trabajo".

"Hice una elección. No somos inconscientes, intentas minimizar el riesgo, pero la decisión (de ir) fue buena", concluyó François, que tiene entre sus planes inmediatos "vivir", y volver a trabajar cuanto antes.