Más que un debate, lo que se ha visto este sábado por la noche entre los seis aspirantes republicanos que quedan para lograr la nominación presidencial del partido conservador de Estados Unidos ha sido un encuentro entre camorristas, una pelea en el fango, un combate de golpes feroces del que es difícil saber quién sale peor parado, o quien beneficiado. John Kasich, el moderado que quedó segundo en las primarias de New Hampshire y que junto al neurocirujano Ben Carson es quien más al margen se ha mantenido de los insultos y la agresividad, quizá lo ha definido mejor que nadie. “Esto es una locura”.

Casi desde el primer momento del encuentro en Carolina del Sur, el estado donde los republicanos celebran primarias el sábado que viene, ha quedado claro que la noche iba a ser combativa. Porque ha habido prácticamente consenso entre los seis en lo referente a la noticia bomba de la noche (la muerte por sorpresa del juez del Tribunal Supremo Antonin Scalia, cuya sustitución plantea ahora un terremoto político en EEUU), pero poco más.

TRUMP Y BUSH

Donald Trump, ganador en New Hampshire y favorito, ha abierto el turno de fuego aprovechando una pregunta de política exterior para criticar sin remilgos a la Administración de George Bush por la guerra de Irak como “un gran error” (“15 años en Oriente Medio y cinco billones de dólares gastados y no hemos ganado nada”). Y con eso ha hecho saltar a Jeb Bush, el tercer miembro de la saga presidencial, que ha criticado al empresario como “un tipo que saca su política exterior de los programas de televisión”.

Era solo el principio. Trump ha insistido en sus posiciones recordando que “mintieron y no había armas de destrucción masiva”, jugándose las cartas en una apuesta arriesgada, no solo porque la denuncia de la guerra de Irak suele aparecer más en el discurso de los demócratas, sino porque en Carolina del Sur los dos presidentes Bush son populares (y George W volverá al escenario político este lunes para hacer campaña por su hermano). Pero además ha abierto las puertas a un enfrentamiento con el exgobernador de Florida, que lucha por mantener sus opciones.

“Estoy harto de que ataque a mi familia”, ha dicho Bush, mostrándose “orgulloso” de su apellido y defendiendo a su padre y a su madre (aunque Trump no los había mencionado) como “el mejor hombre vivo” y “la mujer más fuerte”, lo que ha dado pie a que el empresario contestara irónicamente: “Debería presentarse ella”.

En ese momento ha entrado en la pelea Marco Rubio, el senador que intenta recuperarse de la desastrosa actuación en el debate anterior que le pasó factura en New Hampshire. Olvidando por un momento la lucha con su mentor en Florida por convertirse en la opción del aparato, se ha puesto de su lado. “Doy gracias a Dios de que en la Casa Blanca el 11-S estuviera George Bush y no Al Gore. Nos mantuvo seguros”, ha dicho Rubio. Y cuando Trump ha contestado que “el World Trace Center fue derribado durante el mandato de George Bush”, Rubio ha replicado que “cayó porque Bill Clinton no mató a Osama Bin Laden cuando tuvo la opción de hacerlo”.

TRUMP Y CRUZ, CRUZ Y RUBIO

Otro de los asaltos de la noche se ha producido entre Trump y Ted Cruz, el senador del Tea Party que ganó en Iowa, es el principal rival del favorito para llevarse los votos de los indignados y descontentos con el partido y al que el empresario ha llamado “el mayor mentiroso”. “Este tipo diría cualquier cosa, un tipo despreciable,ya sé porqué no tiene apoyo de ninguno de sus colegas en Washington, es un tipo ruin”, ha insistido Trump, al que Cruz ha acusado por su parte de haber apoyado la financiación federal de Planned Parenthood, una red de clínicas de salud para mujeres que los republicanos desprecian porque entre sus servicios ofrece abortos.

No ha sido el único combate que ha tenido que librar Cruz, que también se ha enzarzado con Rubio. Cuando el senador del Tea Party ha atacado al de Florida por sus posturas en inmigración, recordando unas declaraciones que hizo al canal hispano Univisión, Rubio ha contraatacado. “No sé cómo sabe lo que dije en Univisión porque no habla español”. Y aunque Cruz ha soltado con dificultades unas palabras en español, Rubio no ha parado. “Cruz lleva semanas diciendo mentiras. Se inventa las cosas”.

Es paradójico que el debate se celebrara en un recinto cultural bautizado El centro de paz. Porque hubo cualquier cosa menos eso. Y aunque está por ver qué efecto puede tener en las urnas el próximo sábado, o si los múltiples abucheos que recibió Trump se traducen en menos votos, algunos piensan que noches como esta no ayudan a nadie entre los republicanos. Al menos así lo piensa Kasich, el gobernador de Ohio, que dijo: “Si no detenemos esto creo que estamos preparándonos para perder las elecciones ante Hillary Clinton”.