En las dos esquinas de Sarmiento y Carlos Pelegrini, a ocho manzanas de la sede presidencial, dos o más familias, separadas por la calle, parecen rivalizar en visibilidad. Se instalaron allí con sus colchones y pertenencias. Los apilan durante el día y desparraman por la noche. Hacen sus necesidades en los bares y cuando lavan la ropa, la dejan colgada sobre un gran cartel del edificio de la alcaldía en el que se promete que todo será mejor. “Estamos acá, siempre. Salimos a hacer 'changas' (trabajos informales) y volvemos para dormir. Pero somos como invisibles. La gente que pasa ya se acostumbró a no vernos”, dice a un ocupante. “¿Para qué quiere saber mi nombre, lo que hago o dejo de hacer? Vaya, camine, hay muchos como yo, y todos le dirán lo mismo: la cosa está fea. Si hasta ella lo dice”. Y “ella” no es en este caso Cristina Fernández de Kirchner sino Mirtha Legrand: la nonagenaria diva del espectáculo devino celebridad política tras reprocharle a Mauricio Macri en la cara “no ver la realidad”. El presidente y la primera dama participaron de su programa de cenas televisadas y se atragantaron con los reproches.

Muchos intuyen que nunca han pernoctado tantas personas en las calles de la capital argentina. Ni siquiera durante la crisis del 'corralito', a finales del 2001, se veía semejante proliferación. Se recuestan sobre los bancos de las plazas y dentro de los bancos, cierran los ojos a metros de edificios suntuosos, pasan las noches en las escaleras del metro o del Teatro Colón (una vez que concluyen las veladas operísticas). Vienen de la periferia bonaerense o del interior del país. Avenidas como Santa Fe o Las Heras, con todos sus símbolos de pertenencia a los sectores acomodados, empiezan a acostumbrarse al paisaje que trajo la nueva escalada de los índices de pobreza.

En Recoleta, Palermo y Belgrano, barrios de clase media alta y alta,se ha llegado a bloquear esquinas para evitar que personas o familias se instalen por las noches. “Estuvimos todos de acuerdo en hacer esto”, le dijo al diario 'La Nación' uno de los defensores de la idea. En otras calles se levantaron rejas. “Esta gente no tiene más remedio. Yo he hablado con ellos y no se querían ir. Si perdieron el control de su vida, alguien debe hacerse responsable y ese es el Estado”, le dijo al mismo diario otra vecina.

CENSO EN MARCHA

Las autoridades de la ciudad de Buenos Aires estiman que las personas sin techo no llegan a las 1.000. Las organizaciones sociales creen que ese número es inverosímil y que basta con observar lo que sucede cuando oscurece. Un grupo de oenegés, con el apoyo del Defensor del Pueblo, realizarán en pocas semanas el primer censo de hombres y mujeres en situación de calle. “Claro que somos mucho más”, se anticipa en el resultado un hombre que pasa la noche en vela jugando solo al ajedrez ante la puerta de una oficina del fisco, en la avenida Cabildo, esquina Palpa. A esa hora no hay un alma por las calles.

En la misma manzana, al lado de una casa de pinturas, se amodorra un niño mientras sus padres escuchan una pequeña radio. Se habla de la “Chiqui” Legrand. La exactriz -ha rodado casi 40 películas- tiene una fuerte influencia mediática. A pesar de simpatizar con el presidente, no pudo evitarle la situación indigesta. La diva le preguntó al presidente a cuánto ascendía la pensión mínima. Macri dijo 9.000 pesos (577 euros). La presentadora televisiva lo corrigió en público: 6.000 (384 euros). “Mauricio, la pobreza es terrible y tú prometiste pobreza cero", lo azuzó. A pesar de su edad y su simpatía con el macrismo, ella dice que conoce lo que ocurre. Si hasta muy cerca de Barrio Parque, donde Legrand y Macri tienen sus imponentes casas, se están improvisando dormitorios a la intemperie.