El Departamento de Justicia de Estados Unidos ha abierto una investigación para examinar la conducta del FBI durante las pasadas elecciones, algo que habían reclamado reiteradamente numerosos legisladores demócratas. La agencia que dirige James Comey se convirtió en uno de los protagonistas inesperados del último tramo de la campaña presidencial, después de que optara por reabrir su investigación contra Hillary Clinton por el asunto de los correos electrónicos a solo 11 días de las elecciones.

Aquella decisión relanzó las sospechas contra la exsecretaria de Estado en un momento crucial de la campaña y las encuestas dieron un giro significativo a favor de Donald Trump que culminó con su victoria el 8 de noviembre.

La maniobra fue como mínimo controvertida, ya que el FBI dio carpetazo al asunto una semana después, a dos días para ser exactos de las elecciones, sin que hubiera encontrado nada para imputar a Clinton. Fue la misma conclusión a la que llegó meses antes, cuando determinó que, si bien la candidata demócrata actuó de forma "inapropiada” al utilizar un servidor privado para almacenar suscorreos electrónicos durante la etapa que estuvo al frente de la diplomacia de EEUU, no había indicios de que hubiera incurrido en un delito.

Desde las filas demócratas, la actuación de Comey fue muy criticada. Algunos lo compararon con el jefe histórico de la agencia, EdgarHoover, quien utilizó la agencia para jugar políticamente sucio y le acusaron de haber contribuido decisivamente a la derrota de Clinton.