La guerra de Siria ha hecho saltar por los aires el protocolo diplomático en la ONU. En la última reunión del Consejo de Seguridad, que versó sobre el conflicto en el país árabe, se alcanzaron cotas de tensión nunca vistas: los embajadores delReino Unido, Francia y EEUU no solo abandonaron el encuentro si no que, a la salida, el británico acusó a Rusia de "crímenes de guerra" por el apoyo de Moscú a los bombardeos con bombas incendiarias del régimen sirio sobre las zonas rebeldes de Alepo.

"Bombas antibúnker, pensadas para destruir instalaciones militares, están siendo empleadas para atacar viviendas de civiles y para destrozar refugios destrozando, masacrando y matando a decenas, si no cientos, de civiles", clamó Matthew Rycroft, el embajador británico ante la ONU, que sentenció: "Bombas incendiarias, que tienen un alcance indiscriminado, están siendo arrojadas sobre áreas civiles con lo que, de nuevo, Alepo está en llamas. Incluso atacan el suministro de agua, privando de ella a quien más lo necesita. En resumen, es difícil negar que Rusia es partícipe con el régimen de Siria de crímenes de guerra".

El diplomático británico, junto con el estadounidense y el francés, abandonó la reunión en el momento en que el representante sirio iba a tomar la palabra. Horas antes, el propio ministro de Exteriores británico, Boris Johnson, llegó a afirmar: "El régimen de Putin no solo ha dado a Asad el revólver. En ocasiones, ellos mismos disparan el revolver".

EL GUERNIKA DE SIRIA

Por su parte, el embajador francés, François Delattre, coincidió en que el uso de bombas incendiarias es un crimen de guerra, "Alepo a Siria lo que Sarajevo fue para Bosnia o lo que Guernika fue para la guerra civil española. Esta semana pasará a la historia como aquella en que la diplomacia fracasó y triunfó la barbarie".

"Lo que Rusia está patrocinando no es antiterrorismo, es barbarie", dijo por su parte la embajadora estadounidense, Samantha Power, que calificó de "carnicería" lo que está pasando en Alepo.

El embajador ruso, Vitaly Churkin, por su parte, acusó a los rebeldes de ser responsables del fracaso del alto el fuego y llegó a aplaudir al régimen sirio por su "capacidad de contención".