La situación tiene mucho de paradójica. Angela Merkel, que tanto apretó las tuercas a España y sobre todo a Grecia en la peor etapa de la crisis económica, necesitaba a estos dos países para salvar su carrera política, presionada como está por sus socios de gobierno ante la situación migratoria en Alemania. Y tanto Pedro Sánchez como Alexis Tsipras acudieron ayer a su rescate, durante el trascendental Consejo Europeo celebrado en Bruselas. La cancillera les debe ahora un favor.

El Gobierno español y el heleno aceptaron acoger en sus territorios a refugiados que entraron en Alemania a través de la frontera con Austria, a cambio de que Merkel costee el traslado de estas personas y apoye económicamente a los dos países del sur de Europa en su papel de frontera con África. El número de migrantes que se podrán acoger a esta iniciativa no está claro. El entorno del líder socialista calcula que en el caso español ascenderá a cerca de un centenar, no más. También se desconoce la cuantía de la ayuda germana. Pero eso, para Sánchez, no es lo importante.

Lo trascendental de este acuerdo, subrayó el jefe del Ejecutivo al terminar la cumbre, es el «mensaje político» que traslada. España, dijo Sánchez, es un país «solidario» ante el fenómeno migratorio. Un país que no permanece «ajeno» a la coyuntura de otros territorios en este asunto. Que es «empático» ante esta situación. Que colabora para dar una solución europea y espera que los demás Estados miembros de la UE colaboren cuando España lo necesite.

ULTIMÁTUM BÁVARO / Merkel está necesitada. Los conservadores bávaros de la CSU, sus socios de gobierno junto a los socialdemócratas, han dado a la cancillera un ultimátum de dos semanas, que se cumple a principios de julio, para que selle acuerdos con la UE de forma global o con sus Estados miembros de manera bilateral que permitan rebajar la situación migratoria de Alemania, que en los dos últimos años ha recibido cerca de un millón de solicitudes de asilo. De no lograrlo, el ministro del Interior, el bávaro Horst Seehofer, ha amenazado con cerrar por su cuenta las fronteras del país, provocando probablemente la ruptura entre la CDU, el partido de Merkel, y la CSU, aliados durante décadas, lo que a su vez traería consigo la caída de todo el Ejecutivo germano.

El pacto de mínimos alcanzado ayer en el Consejo Europeo, que incluye un mayor blindaje de las fronteras exteriores del continente y la posibilidad de crear campos de retención de inmigrantes dentro y fuera de la UE, junto a los acuerdos sellados por Merkel con Sánchez y Tsipras pueden contribuir a desactivar la amenaza de los conservadores bávaros.

La solución se ha fraguado a lo largo de esta última semana. El martes, el presidente del Gobierno español se reunió en Berlín con la cancillera. El líder socialista dijo ser «muy consciente del debate que tiene la opinión pública alemana». Merkel defendió la necesidad de que España reciba más ayudas europeas para gestionar la llegada de inmigrantes. Ambos mandatarios volvieron a citarse ayer, en un encuentro en el que también participó Tsipras y que sirvió para terminar de sellar el pacto.

«Merkel está agradecida», dijo Sánchez al término de la cumbre, que según los colaboradores del jefe del Ejecutivo ha servido para mostrar a los socios europeos que él es un dirigente «europeísta», en el que se puede «confiar», despejando así los posibles miedos que pudieran tener sobre la presunta inestabilidad de España tras la moción de censura que desalojó a Mariano Rajoy de la Moncloa. «No es el mejor acuerdo, pero es un acuerdo». Sánchez se mostró frío acerca del raquítico entendimiento alcanzado ayer, ya que países como Italia y los del Europa oriental son partidarios del cierre de fronteras.