Europa respira esta semana un poco más tranquilo. El lunes, Austria se decantaba por los pelos por un presidente ecologista que lograba arrinconar por apenas un puñado de votos a su oponente ultraderechista. Y en la madrugada de este miércoles el Eurogrupo ha conseguido sentar las bases para resolver una de esas crisis perennes y permanentes que quitan el sueño a los dirigentes europeos desde hace un lustro: la crisis de deuda de Grecia.

Hace apenas un año, el país que dirige el primer ministro Alexis Tsipras estaba con el agua al cuello y con la amenaza de expulsión de la zona euro -el denominado 'Grexit'- tras su rechazo a las duras condiciones impuestas por sus socios.

Doce meses después y, tras más de medio año de bloqueo en las negociaciones, se abre un nuevo horizonte para que un país que ha perdido un cuarto de su riqueza en poco más de un lustro de crisis pueda volver a financiarse en los mercados como lo han hecho otros países rescatados. En el camino, Grecia ha tenido que aprobar un paquete de recortes sin precedentes pero mira al futuro con cierto alivio.

“Hay un cierto grado de optimismo, de que este puede ser el principio que ponga fin al círculo vicioso de recesión-medidas-recesión por otro en el que los inversores tengan un claro camino para invertir en Grecia y tornar la página a favor de un círculo virtuoso”, decía el ministro griego, Euclides Tsakalotos, tras la tensa y larga negociación de once horas que terminaba de madrugada.

“Es un mensaje de estabilidad para Grecia, para Europa y para la economía mundial”, valoraba poco después el presidente de la UE, Donald Tusk, sobre el acuerdo político.

FRENTE POLÍTICO

Con la crisis migratoria sin resolver, el verano a la vuelta a la esquina, el acuerdo con Turquía en entredicho y un referéndum sobre el Brexit -como se conoce a la salida de Reino Unido de la UE- rodeado de incertidumbre, ningún dirigente quiere otro frente político coleando y mucho menos uno que desestabilice Europa como lo ha hecho en el pasado la tragedia griega. De ahí la importancia del acuerdo que permite aparcar de momento este frente abierto desde 2010 y ganar tiempo.

El acuerdo, con cesiones de ambos acreedores, ofrece el balón de oxígeno que Atenas necesita para responder a sus necesidades financieras y esquivar una suspensión de pagos este verano. Incluye el desbloqueo de 10.300 millones, que se producirá una vez verificado que cumple todos los requisitos previos exigidos en el programa de rescate. El desembolso, en el que no participará de momento el FMI,que decidirá antes de finales de año si se suma, se entregará por tramos.

Primero, 7.500 millones a mediados de junio para que Atenas abone el pago de facturas atrasadas y los 2.700 millones en vencimientos pendientes con el FMI y el BCE en julio. El resto, 2.800 millones, “después del verano”, siempre que Atenas cumpla las metas impuestas en el programa de rescate en relación a privatizaciones, gobernanza de la banca, agencia de recaudación o sector de la energía.

El ámbito más difícil de cerrar: el alivio de la deuda griega, que asciende al 180% del PIB y que según el FMI podría dispararse hasta el 250% en 2050. El organismo con sede en Washington considera que Grecia solo será sostenible si hay reestructuración mientras la Eurozona descarta una quita.

Con estas dos posturas claras, y el calendario alemán muy presente, Berlín y FMI conseguían entenderse entorno a un alivio por etapas. Arrancará con una ligera reducción de los tipos de interés y de los plazos de vencimiento medio y la medida más ambiciosa, como es la creación de un mecanismo de contingencia para aliviar las necesidades de financiación si se hacen insoportables, no se activaría hasta 2018, una vez que concluya el programa de rescate y una vez que hayan pasado las elecciones legislativas alemanas de 2017.

CRÍTICAS DEL FMI

Menos de lo que pedía el FMI. “Todos hemos mostrado flexibilidad”, destacó su responsable Poul Thomsen. Lo que no cambia es el superávit exigido a Atenas. Seguirá siendo del 3,5% del PIB en 2018, una exigencia que a juicio de los verdes minará los posibles efectos positivos del alivio de la deuda.