Un avión de combate israelí fue derribado ayer por la mañana por baterías antiaéreas del régimen del presidente sirio, Bashar al Asad. El caza cayó al norte de Israel y los dos pilotos, que están hospitalizados, han sobrevivido, aunque uno de ellos está en estado grave, según el Ejército israelí. Es la primera vez en los últimos 30 años que un caza F-16 israelí es derribado en combate.

A primera hora de la madrugada, aseguró Israel, un drone -avión no tripulado- iraní entró en el espacio aéreo israelí. El aparato fue interceptado y capturado, y en respuesta, Israel, pocas horas después, atacó con aviones F-16 posiciones del régimen de Damasco, de Hizbulá e Irán en el lado sirio de la frontera. Uno de estos aviones fue el que acabó abatido.

«Las informaciones de que Israel ha derribado un drone iraní en su territorio son ridículas. Los israelís son unos mentirosos», ha dicho este sábado el portavoz del Ministerio de Asuntos Exteriores iraní, Bahram Qasemi.

Después de que el avión israelí fuese derribado, el Ejército hebreo respondió con más ataques destinados al sitio desde donde, se supone, despegó el avión no tripulado iraní. «Han sido ataques quirúrgicos. Los objetivos han sido destruidos y tenemos en nuestra posesión el drone que ha lanzado Irán», dijo un portavoz del Ejército de Israel.

«Ha sido una provocación iraní muy seria. Irán está llevando a la región a una situación en la que no sabe como va a acabar. Siria e Irán juegan con fuego», aseguró.

Con esta nueva incursión de Israel en Siria, el conflicto en el país árabe se convierte, cada vez más, en un patio de juego de países extranjeros. En la actualidad, en Siria hay soldados regulares rusos, turcos, estadounidenses e iranís; además de combatientes de Hizbulá y miembros de las milicias chiís apoyadas por Irán. En estas milicias hay, luchando en favor de Asad, ciudadanos iraquís y hasta afganos.

En tan solo una semana, de hecho, en territorio sirio, han sido derribados un caza ruso, el israelí y, también ayer, un helicóptero de combate turco. Símbolos, todos ellos, de que el conflicto en Siria sigue lejos de terminar.