El atribulado presidente de la Autoridad Nacional Palestina (ANP), Mahmud Abbás (alias Abú Mazen), recibió ayer dos noticias: una buena y una mala. La buena es que el Ejército israelí ordenó un alto de sus operaciones militares en la franja de Gaza, donde ayer la policía palestina culminó su despliegue. La mala es que el movimiento fundamentalista Hamás arrasó en las primeras elecciones municipales en la franja de Gaza, celebradas el jueves, donde se hizo con 7 de los 10 ayuntamientos en liza.

La victoria de Hamás en la segunda ronda de las municipales --la primera, en varias ciudades de Cisjordania, fue en diciembre-- no admite discusión. Con una participación del 80%, los islamistas lograron 75 de las 118 concejalías, mientras que el partido de Abú Mazen, Al Fatá, sólo consiguió 39 y tres ayuntamientos. Además, Hamás se alzó con la victoria en las tres principales localidades que votaron: Beit Janún, Deirbalah y Bne Siheileh.

Las municipales eran una prueba de fuego para Hamás, cuyos dirigentes políticos fueron asesinados el pasado año por Israel, y también para Abú Mazen, cuya amplia victoria en las presidenciales del pasado día 9 se vio sin duda facilitada por el hecho de que el movimiento fundamentalista no concurrió a ellas.

DOS INTERPRETACIONES Para los portavoces de Hamás, la victoria tuvo dos interpretaciones. Una, en lo referente al conflicto con Israel --"Nuestro pueblo ha demostrado que hay consenso respecto la yihad y la resistencia", afirmó el portavoz Muhir al Masir-- y la segunda, en clave interna de la sociedad palestina: "La victoria demuestra que el islam es la solución", aullaban los altavoces en el transcurso de una manifestación para celebrar el resultado electoral.

Más allá de ratificar que Gaza es el gran feudo de Hamás, la votación tiene una lectura más: refuerza la postura del movimiento fundamentalista de presentarse a las elecciones legislativas de la ANP, previstas para el próximo mes de julio. Esa cita electoral será crucial para evaluar, cuando lleve seis meses en el poder, el apoyo popular a la política de Abú Mazen.

Si en esas elecciones votaran los políticos israelís, europeos y estadounidenses, Abú Mazen ganaría sin bajar del autobús. El actual ambiente en las altas esferas palestina e israelí es francamente positivo, como prueban las buenas palabras que se dedicaron ayer unos y otros en el foro de Davos y la decisión de Israel de detener sus operaciones militares en Gaza y reducir las de Cisjordania.

En un comunicado, el Ejército indicó que pretende facilitar el trabajo de las fuerzas palestinas, que ayer culminaron su despliegue en la franja. Además, las operaciones en Cisjordania se limitarán a los milicianos que estén a punto de cometer un ataque. No es éste el anuncio oficial de alto el fuego que reclamaba Abú Mazen, pero probablemente es lo máximo a lo que puede llegar el Gobierno israelí.