Viajaban las dos, madre e hija, el lunes en una embarcación degoma con otras 140 personas a bordo, frente a la costa de Libiacon el objetivo de alcanzar Europa por el sur de Italia. Suma y sigue, en el imparable flujo de embarcaciones cargadas de inmigrantes que parten de la costa libia prácticamente a diario. Otra más. Suma y sigue, también, para la oenegé Proactiva Open Arms, presente en la zona con su barco 'Golfo Azzurro'.

Mil y una historias han pasado por la bodega y la cubierta del pesquero, ahora convertido en barco medicalizado. Tantas como personas han sido rescatadas. Pero quizá la historia de Mary, una bebé que aún llevaba el cordón umbilical colgando cuando fue sacada del mar, se encuentra entre las más impactantes. Una historia individual que ejemplifica a la perfección el drama que viven miles de inmigrantes que cruzan parte de África para llegar a la costa de Libia, donde, si todo va bien, podrán embarcar. Son historias de vulneración de derechos humanos en sus vertientes más variadas: abusos sexuales, torturas, e incluso, en los casos más extremos, muerte. Las mujeres las sufren con especial dureza.

Entre los rescatados el martes, pues, una mujer nigeriana de 25 años con una bebé en brazos a la que aún no le habían cortado el cordón umbilical. Tras ser examinadas por la médico de a bordo, constatan que las dos tienen infección; la madre, en el endometrio y la niña, en el cordón. Es muy probable -señala el jefe del misión de Open Arms, la 13ª, Guillermo Cañardo-, que la mujer diera a luz en la playa libia donde embarcaría poco después.

RECHAZADA POR SU MADRE

Pero la sorpresa de la tripulación, ya bregada en mil batallas, se produjo al constatar que la madre repudiaba a la bebé. Ella misma la ha bautizado como Mary, sin demasiado interés y ante la insistencia de los cooperantes de la idoneidad de ponerle un nombre.

"No quiere explicarse demasiado pero su comportamiento podría responder al de una mujer que ha sufrido abusos pero no se puede confirmar porque ella no lo ha explicado", explica la médico voluntaria, Leticia Lozano, que añade: "Sus versiones son muy contradictorias; primero nos dijo que la criatura no tenía padre y que no quería ponerle ningún nombre, al día siguiente nos dijo que sí". La doctora a bordo relata que, durante los primeros dos días, la madre no quería saber nada de Mary. No la tocaba, ni la acariciaba. Ni tan solo la miraba.

"La niña se enganchó enseguida a mamar pero ella la apartó, no la quería, ni la tocaba, la poníamos nosotros encima y ella la rechazaba con los brazos", añade la doctora en una conexión desde el 'Golfo Azzuro'.

CANGUROS ENTRE LOS TRIPULANTES

La joven nigeriana padece ahora una fuerte infección en el endometrio, fruto de falta de atención durante el parto, y se recupera con antibióticos en la sala medicalizada del barco, la bodega que anteriormente almacenaba el pescado del Mar del Norte. La niña se encuentra bien.

"Come muy bien, está tranquila y nos turnamos entre la tripulación para atenderla", explica Guillermo Cañardo, jefe de misión, que detalla que se le alimenta de biberones ante la negativa de la madre a darle el pecho.

Sin embargo, tras un lunes y martes nefastos, el miércoles, la madre, ya más recuperada ha empezado a cambiar ligeramente de actitud hacia la pequeña. "Las otras mujeres que están en la enfermería han empezado a cantar y a cuidar al bebé y parece que la madre está un poco más receptiva que los primeros días", explica Leticia Lozano.

La llegada a Italia, concretamente a Augusta, está prevista para la mañana del jueves a primera hora. La madre será trasladada alhospital y con ella la bebé.

El 'Golfo Azzurro', en su 13ª misión, lleva a 333 personas rescatadas a bordo camino de Italia que proceden de tres operaciones diferentes. El equipo de Proactiva Open Arms socorrió en primer lugar a la embarcación neumática con 140 personas a bordo en la que se encontraban la mujer y la bebé, en segundo lugar realizaron un rescate junto a la oenegé Jugend Rettet y su barco, 'Iuventa' y, para finalizar, recibieron a los inmigrantes rescatados por el barco 'Aquarius' -de las oenegés SOS Mediterranée y Médicos Sin Fronteras-.

El pacto firmado entre Libia e Italia, avalado posteriormente por la UE, por el que el país norteafricano controlaría el flujo migratorio a cambio de prestaciones económicas, se revela cada día ineficaz.

La ruta del Mediterráneo central continúa siendo una ruta"peligrosísima", según el término utilizado por la Agencia de Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR). Durante el 2016, se registró el mayor número de muertes en el Mediterráneo: 5.022 personas. Una cifra oficial que, sin ningún género de dudas, es mucho más abultada por los múltiples casos que quedan por contabilizar y, por lo tanto, fuera de las estadísticas. Muere una de cada 40 personas que intentan cruzar.