El martes 26 de julio de 2016, la pequeña localidad normanda de Saint-Etienne-du-Rouvray se convirtió en el escenario de un nuevo atentado terrorista. El párroco Jacques Hamel, de 86 años, fue degollado por dos «soldados» del autoproclamado Estado Islámico. Una tragedia que, según las informaciones reveladas por el diario de investigación ‘Mediapart’, podría haber sido evitada.

Adel Kermiche y Abdel-Malik Petitjean fueron identificados como los responsables del ataque, ambos eran conocidos por los servicios de inteligencia franceses.

Pero el caso adquiere dimensiones de escándalo cuando se descubre el «extravío» de un documento que daba cuenta de la actividad en las redes sociales de uno de los posteriores autores del crímen. Además, el diario de investigación ha dado cuenta del intento de las autoridades de modificar la fecha de la nota y deshacerse así de sus responsabilidades. El mismo día del ataque, el agente que habría redactado la nota fue convocado por sus superiores, según Mediapart, quienes le instaron a borrar el documento, reescribirlo y postergar su fecha.