Italia exige «responsabilidad compartida» y que el resto de socios europeos asuman parte de los inmigrantes y refugiados que llegan a su territorio procedentes del norte de Africa. Alemania, presionada por el conservador ministro del Interior, Horst Seehofer, reclama que se devuelva a todos aquellos que han llegado al país al punto por el que entraron. Estos dos gobiernos pondrán sobre la mesa sus antagónicas posturas en la minicumbre sobre inmigración y asilo convocada para mañana por el presidente de la Comisión Europea, Jean-Claude Juncker, para contentar a la cancillera Angela Merkel.

Las decisiones, si es que consiguen llegar a un consenso europeo sobre cómo regular la política de asilo, se tomarán en el Consejo Europeo del 28 y 29 de junio en Bruselas, pero a este intento de conciliación de Juncker ya han confirmado sus asistencia 16 de los 28 Estados miembros. Inicialmente, la Comisión Europea cursó su invitación solo a ocho de los países más afectados: Francia, Alemania, Italia, España, Grecia, Malta, más Bulgaria y Austria, las dos presidencias semestrales de la UE este año.

En las últimas horas también se han sumado Bélgica, Holanda, Luxemburgo, Dinamarca, Suecia, Finlandia, Eslovenia y Croacia y podrían ser más. «No hay nadie excluido, todo el mundo está invitado, pero ninguna persona está obligada a venir tampoco», dijo ayer uno de los portavoces de Juncker.

ESTRENO DE PEDRO SÁNCHEZ / El presidente español, Pedro Sánchez, será uno de los dirigentes que acudirán a la cita. Otros ya han dejado claro que ni tienen interés en acudir ni apoyan las ideas planteadas. «Nos gustaría decir claramente que los primeros ministros del V4 (países de Visagrado) no irán», anunció el jueves el húngaro Viktor Orban sobre la decisión adoptada junto a República Checa, Eslovaquia y Polonia. «Entendemos que hay problemas políticos internos en algunos países, pero esto no nos puede llevar a una prisa paneuropea», avisó en alusión a Merkel. Ninguno de estos cuatro países tienen prisa por resolver el problema migratorio. Los cuatro han cerrado sus fronteras y se niegan a recibir refugiados.

Las únicas ideas puestas sobre la mesa en los últimos días abogan por seguir blindando las fronteras exteriores, crear «plataformas de desembarco» en países terceros -no se sabe ni dónde ni quién las gestionaría- y limitar los movimientos secundarios dentro de la UE como quiere Alemania. Los planes han enconado todavía más el debate. «No podemos permitir que los inmigrantes ilegales entren en nuestro territorio porque entonces será nuestro problema», dijo ayer el primer ministro checo, Andrej Babis, que ya ha amenazado con rechazar a inmigrantes.