En la región Veneto (Venecia) no los quieren y han recurrido al Constitucional; Florencia ha comunicado a Roma que ha llegado a la saturación; el alcalde Civitavecchia, donde atracan los cruceros que llevan turistas a Roma y los ferries que viajan a Barcelona, se opone a la orden de organizar un centro provisional de acogida; en la zona de Messina (Sicilia) un alcalde y numerosos ciudadanos han organizado barricadas en la carretera del pueblo tras el anuncio de la llegada de 50 inmigrantes.

Con unos 8.000 inmigrantes procedentes de Libia fueron rescatados la semana pasada y las autoridades buscan a todo correr albergues provisionales, como hoteles y edificios abandonados para hacer frente a la emergencia. En lo que va de año ya han llegado 85.000 emigrantes (+20% respecto al 2016) y el Gobierno estima que en diciembre podrían alcanzar los 200.000, que se sumarían a los 171.000 del pasado año y a los llegados en los años anteriores. Una bomba incontrolable que está poniendo a prueba el tejido social del país.

El pasado diciembre, el Gobierno y la asociación nacional de municipios acordaron que, frente a la emergencia, los inmigrantes serían repartidos en todo el territorio nacional, a la espera de su identificación y proceso para concederles el derecho de asilo o la devolución a su país. El acuerdo estableció la proporción de 2,5 emigrantes por cada 1.000 residentes, una cantidad fácilmente asumible por los municipios. Sin embargo el alud migratorio (en algunos fines de semana llegan hasta 10.000 en solo dos o tres días) habría provocado decisiones precipitadas y cifras de ubicación mayores, según denunciaba este domingo el diario 'Avvenire' de los obispos italianos.

Eso sucedió la noche del domingo. cuando el delegado del gobierno de Messina comunicó a Lionetto Civa, alcalde de Castell’Umberto que le enviaba 50 inmigrantes Ni corto ni perezoso el alcalde escribió en Facebook: “Aviso importante y urgente: con un acto unilateral y sin preaviso hace un minuto que la delegación del gobierno de Messina (Sicilia) me ha informado que 30 emigrantes -que en realidad eran 50—serían trasladados durante la noche al hotel Il Canguro....Corro al lugar y con la faja tricolor puesta bloquearé con mi coche la entrada en el hotel y allí me quedaré”.

Varios ciudadanos se sumaron en solidaridad, aunque cuando llegaron los inmigrantes ya estaban dentro del edificio, que carecía de luz y agua. El alcade dejó pasar entre las barricadas el transporte de un grupo electrógeno, porque en el hotel realmente la luz había sido cortada aunque por impago del propietario. “No estamos en contra de acoger a los inmigrantes, pero según los índices establecidos y aquí somos solo 2.700 habitantes”, explicó luego.

El caso se repite en ciudades y pueblos de toda la preíinsula y los diarios y partidos más extremistas soplan sobre el fuego.

Mientras, Marco Minniti, ministro del Interior está viajando por toda Europa y a Libia sin descanso. Ha obtenido un acuerdo - que nadie sabe cuanto puede durar- con las 40 tribus del sur libio para frenar las entradas, principalmente desde Níger. Esta semana se ha entrevistado con los alcaldes libios de la costa y con el Gobierno de Tripoli, el único reconocido por la comunidad internacional, para proseguir en el entrenamiento de la guardia costera libia para que pueda vigilar la costa e impida la salida de las pateras.

Paralelamente, ha propiciado que ACNUR, la agencia de la ONU para refugiados, gestione 24 de los 27 centros de acogida oficiales de Libia (los traficantes de personas disponen de muchos más). Paralelamente Roma está preparando un protocolo de conducta para las oenegés que, entre otras medidas, les obligaría a situarse detrás (más hacia Italia) y no delante (respecto a Libia) de las naves de la operación Tritón.

Citados por el 'Times', el viceministro de Exteriores, Mario Giro y Muigi Manconi, presidente de la comisión parlamentaria para la tutela y promoción de los derechos humanos, han informado que Italia estaría analizando la posibilidad de conceder 200.000 visados temporales para que los emigrantes que llegan a Italia puedan circular por la UE. El diario define la posible decisión como una “opción nuclear”. Desde un punto de vista legal, Italia se limitaría a aplicar la norma europea 2001/55 para los huidos de la guerra en los Balcanes (1991-1999).

“Hay que ayudarles en sus países”, ha escrito el exprimer ministro Matteo Renzi en su reciente libro 'Avanti'. “No”, han dicho los obispos italianos, “Sí” ha replicado el Vaticano. La confusión parece mayúscula.