El geógrafo Christophe Guilluy divide en dos el mapa de Francia. Por un lado las metrópolis, escaparate del triunfo de la globalización y, por otro, la Francia periférica de los pueblos y las ciudades pequeñas donde campa el desempleo. En esta última, las clases populares se alejan de la clase política, de los medios y de los sindicatos. Y se vuelven hacia el Frente Nacional. En su último libro ‘Le crépuscule de la France d’en haut’ (El crepúsculo de la Francia de arriba) (Flamarion, 2016), Guilluy certifica la muerte de la clase media y advierte de que el modelo republicano puede estallar si no se hace nada para evitar las fracturas sociales y culturales ligadas a la mundialización.

-¿Cree que nos encontramos ante una nueva lucha de clases?

-Por supuesto. Es una lucha de clases invisible, que no tiene representación política. Si se mira la sociología de los partidos populistas, por ejemplo, los electores del Frente Nacional están más proletarizados que los del Partido Comunista en los años 60. Hay más obreros, más asalariados, y eso es muy nuevo porque antes la lucha de clases tenía vínculos con la burguesía. Los líderes políticos y los intelectuales deberían tener un proyecto para las clases populares. Los viejos esquemas ya no funcionan.

-¿Hemos cambiado de paradigma?

-Totalmente. Vamos hacia algo muy nuevo. Lo que es preocupante es que ‘los de arriba’ no hablan a ‘los de abajo’. Los dos mundos están en una burbuja. Las clases dirigentes, sobre todo la izquierda, abandonan la cuestión social. Los partidos socialdemócratas, creados por y para la clase media, siguen dirigiéndose a una clase media que ya no existe. Tanto el Partido Socialista como la derecha son estructuralmente minoritarios.

-Habla del peligro de estigmatizar a los votantes del 'brexit', de Trump o del Frente Nacional. ¿Por qué?

-Hay una especie de desprecio hacia la mayoría. El conjunto de la ola populista procede del mismo terreno: la América periférica, la Francia periférica. La revolución es esa y, a fuerza de estigmatizar a estos votantes, de tratarlos de racistas, de fascistas, la gente no escucha a los partidos ni a los medios que les dicen que su diagnóstico es falso.

-Si Donald Trump ha llegado a la Casa Blanca, acabará Marine Le Pen llegando al Elíseo?

-A diferencia de Donald Trump, que tenía a todo el Partido Republicano detrás, Marine Le Pen no tiene detrás a toda la derecha francesa, pero ocurrirá en un momento u otro si las cosas siguen como hasta ahora y no se abordan cuestiones como los flujos migratorios o las tensiones ligadas a la identidad. Es urgente. El iceberg está ante nosotros como en el 'Titanic'.