Luiz Inacio Lula da Silva se bajó formalmente de la carrera por la presidencia de Brasil. Una condena en dos instancias judiciales le dio a la justicia electoral la llave para cerrarle la puerta de la competición. El Partido de los Trabajadores (PT) nombró oficialmente al ex alcalde paulsita Fernando Haddad como su sustituto. La cumbre partidaria aprobó este martes por unanimidad su designación. Los abogados del ex presidente (2003-2010) todavía tenían pendiente presentar un nuevo recurso ante el Supremo Tribunal Federal (STF). Pero el PT reconoció que ese reclamó no prosperaría. Además, se impuso la opinión del propio Lula desde la cárcel de Curitiba. Haddad tuvo su claro aval. Y para darle un mayor realce político, Lula divulgó una nueva “Carta al pueblo brasileño”, como hizo en 2002, cuando peleaba por llegar al Gobierno. Hace 16 años intentó calmar a los mercados, intranquilos por su victoria. En su nueva carta, cuyo contenido fue parcialmente divulgado por la prensa, Lula dijo que, de la mano de Haddad, el PT reafirma su compromiso de luchar contra el giro neoliberal que emprendió el país desde la destitución de Dilma Rousseff, en 2016. Lula no dejó de recordar que es víctima de una injusticia que lo sentenció a 12 años de cárcel en el marco de una causa por tráfico de favores en la que la fiscalía no pudo presentar una sola evidencia concreta en su contra.

EL PAPEL CASTRENSE

La fallida candidatura de Lula no fue solo una “obstinación absurda”, como señaló Merval Pereira, del diario O Globo. Su derecho a participar de las elecciones del 7 de octubre fue defendido por la ONU y el ex jefe de Gobierno español, José Rodríguez Zapatero, entre otros. Pero la cúpula militar brasileña realizó una suerte de alzamiento virtual para impedir que el ex mandatario sea autorizado a competir. El mismo jefe del Ejército, el general Eduardo Villas Bôas consideró horas atrás que la “gobernabilidad” del país estaba “comprometida” ante la mera posibilidad de que Lula llegara a ser elegible. Para Villas Bôas, los reclamos internacionales en favor del ex presidente han sido “un intento de invasión de la soberanía nacional”.

LAS POSIBILIDADES DE HADDAD

Los encuestadores y analistas no se ponen de acuerdo sobre las chances de Haddad, desconocido por ahora para buena parte de los simpatizantes de Lula, de pasar a la segunda vuelta del 28 de octubre y disputar seguramente la presidencia ante el ultraderechista Jair Bolsonaro (PSL). Ciro Gomes, un ex aliado de Lula y actual candidato por una coalición de centroizquierda, sostuvo que la “amenaza protofascista” que representa Bolsonaro debe ser enfrentada con “contundencia, claridad y cohesión” detrás de su figura. “Hace menos de dos años, Lula y yo apoyamos a Haddad en la alcaldía de San Pablo, buscando su reelección, y tuvimos una decepción profunda. Porque el Haddad no sólo perdió para Juan Doria, que es un gran farsante, pero perdió para los votos nulos y blancos”, añadió.

Sin embargo, Eliane Cantanhede, columnista de Estado, aseguró que “el efecto Lula” está siendo más eficaz para Haddad que el “efecto puñal” para Bolsonaro, atacado el pasado jueves en el estado de Minas Gerais por un desequilibrado mental. El nuevo abanderado del PT, dijo Cantanhede, tiene un “buen potencial de crecimiento”. La mayoría de los brasileños “no elegirán” a Bolsonaro por el solo hecho de haber sufrido una acción violenta. Según Datafolha, el ex militar subió dos puntos en las encuestas y ahora tiene una intención de voto del 24%. No obstante, seguiría perdiendo en una segunda vuelta con Gomes, Marina Silva y Geraldo Alckmin.

En breve se sabrá si es también derrotado por Haddad. Otros sondeos señalan que Lula, quien tenía garantizado casi el 40% de los sufragios, le podrá trasladar esa popularidad a su reemplazante de emergencia.