El presidente Mauricio Macri habló 15 minutos por teléfono con su colega de Estados Unidos, Donald Trump, un viejo conocido de aventuras "desde hace 25 años", según el vivo recuerdo del habitante de la Casa Blanca. No conversaron sobre el pasado sino sobre la situación de "emergencia" de Argentina. Trump, se informó oficialmente, le dijo a su amigo estar "al tanto de la coyuntura". Pero Macri necesita algo más que contarle sus problemas y por eso le pidió a Trump ayuda antes que la delegación argentina se reúna con el Fondo Monetario Internacional (FMI) para renegociar el acuerdo pactado en julio y convertido en papel mojado debido al hundimiento del peso.

El Gobierno aguarda que el FMI libere los 35.000 millones de dólares (30.000 euros) pendientes para enfrentar la crisis. El presidente de EEUU llegará a Buenos Aires el 30 de noviembre en el marco de la cumbre del G-20. Macri considera su presencia un claro respaldo. Sin embargo, le pide un gesto más contundente antes de ese encuentro: una contribución adicional del Tesoro Norteamericano y conversará sobre ello con Trump a finales de septiembre en el marco de la Asamblea General de las Naciones Unidas.

Viaje a Washington

El ministro de Economía, Nicolás Dujovne, confía en que volverá con buenas noticias de Washington. "El mundo no quiere que Argentina vuelva al populismo", dijo. El nuevo acuerdo con el FMI supone para el Gobierno un endurecimiento del ajuste que lleva a cabo. Debe llegar en 2019 a un déficit cero del gasto público, y por eso decidió eliminar los ministerios de Cultura, Ciencia, Ambiente, Trabajo y Salud, y frenar la obra pública.

Por el momento, los mercados no se muestran demasiado optimistas. Las acciones de las empresas argentinas que cotizan en Wall Street se desplomaban hasta 14%, la Bolsa en Buenos Aires también reaccionaba negativgamente. Y el precio del dólar, el gran desvelo del Gobierno, subía casi un 3%. Para detener la escalada, el Banco Central se vio obligado a vender en 500 millones de la moneda norteamericana.